Me quedé inmóvil y mi respiración se entrecortó, sentí un leve mareo y un dolor de cabeza empezó a formarse en mis sienes; mi mente y mis oídos no podían dar crédito a lo que estaba pasando. El sentimiento de rabia me estaba matando en vida y el dolor de mi pecho me empezaba a traspasar la piel. Pero lo peor de todo era que... ¡Mell lo sabía!
—Pero yo soy hombre... —masculló James excusándose con la peor y más barata de las justificaciones machistas.
¡No, ya no podía con todo eso!
Esa era la excusa más barata y cobarde que habría podido imaginar.
—Con más razón debiste respetarla —argumentó Alex que se mantenía tan desconcertado como yo ante la confesión de mi amiga—. Ella amándote y tú comportándote como un idiota.
—Mell… ¿qué dijiste? —interrogué con lentitud, mirándola con mucho detenimiento.
Ella secó las lágrimas que empezaban a correr por sus mejillas y aspiró fuerte.
—Este idiota te estuvo engañando por dos años con Andrea, nuestra supuesta amiga —susurró con voz quebrada. Los miré y negué lentamente—. Yo quería decírtelo, lo juro, pero…
—James, eres tan poco hombre —murmuré con dificultad, pero cada palabra salió con mucha rabia y fue lo único que pude pronunciar porque mi lengua estaba enredada entre tantas palabras que quería gritar y que no podía por el hecho de estar amarrada con un nudo invisible de decepción.
Estaba en medio de un ataque nervioso; sentía como mi cerebro trabajaba a mil por hora y mi corazón bombeaba sangre de una manera acelerada, provocándome un intenso hormigueo en todo el cuerpo.
—¿Cómo te atreviste? ¿Con mi amiga? —mascullé herida—. ¿Con “la mojigata” como le llamabas?
—Ella era mejor que tú, supo darme lo que tú nunca hiciste —replicó de inmediato.
Tragué saliva y resoplé.
—Qué estúpido.
—¡Tú mejor no digas nada, no tienes derecho si eres peor que yo, eres una...! —exclamó alterado desde su posición en el suelo, pero no pudo terminar la frase. Alex le había propinado un tremendo puñetazo en el rostro, que le hizo girar su rostro con fuerza hacia un lado.
—¡Como la vuelvas a insultar, me vas a conocer! —gritó Alex furioso. Lo miraba lleno de rabia y sus ojos denotaban el nivel de enfado que había rebasado, caminó unos pasos hacia un lado y tomó la bandeja de los postres, luego los vertió encima de James y las mezclas de los pasteles cayeron de forma lenta sobre su rostro. Era una asquerosa masa decorada de blanco y chocolate con relleno de basura putrefacta.copy right hot novel pub