Cubrí mi rostro con ambas manos y me dejé llevar por el llanto, las lágrimas eran imposibles de controlar y las emociones crecían en mi interior en una gama de sensaciones que hacían latir mi corazón al vaivén de los gritos de sorpresa envolviéndome en un juego más de las casualidades de la vida y los giros del destino.
—Te busqué, Bella —dijo Alex tembloroso, debido a la conmoción—, te he buscado toda mi vida y hoy que estás aquí frente a mí, no imaginas lo feliz que soy.
Mis dedos comenzaron a temblar y millones de mariposas aletearon con fuerza y alegría en mi interior.
—¿Q-qué? —tartamudeé y aparté las manos para verlo mejor. Su semblante mostraba la alegría que estaba sintiendo y sus ojos se iluminaron al hacer contacto con los míos.
—Quizás haya sido la búsqueda más ardua, quizás la menos esperanzadora… pero, ha valido la pena; lo haría una y otra vez con tal de encontrar otra vez esos ojitos preciosos. —Desplazó su mano por mi cuello y fue subiendo poco a poco a medida que secaba las lágrimas que caían. Intenté cuestionar, indagar o pronunciar algo, sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, él se adelantó y en voz baja añadió—: Aquella mañana de invierno, una grieta se marcó en mi corazón y juré volver a encontrar y recuperar tu amor. Ese día también fue el inicio de muchas adversidades en mi vida.
—¿Por qué lo dices…? —inquirí de inmediato.
—La crisis económica en la que quedamos sumidos fue terrible, ese invierno azotó cada rincón y las oportunidades de trabajo desaparecieron. Tuvimos que vivir unos meses en una pequeña choza prestada, pero no teníamos nada, a veces no comíamos, pasamos hambre y el frio que pasamos aún puedo sentirlo en mis huesos —recordó melancólico y ahogué un gemido de tristeza, él lo notó y esbozó una leve sonrisa—, aunque no todo fue tan malo, no tuvimos una linda Navidad, pero, como un milagro de año nuevo, mi papá consiguió un empleo en una gasolinera y poco a poco nuestra economía fue mejorando. Yo crecí, estudié y me gané una beca para estudiar en esta ciudad; me emocioné tanto al pensar que podía encontrarte, aunque cuando llegué a las instalaciones del colegio, me di cuenta que era solo de hombres. —Soltó una risita y sonreí al escucharlo—. A los dos meses mi padre se asoció con un amigo y montaron una empresa, nuestras esperanzas estaban puestas en ese negocio, así que decidieron mudarse hasta esta ciudad para encontrarse conmigo, vivir juntos otra vez y establecer la empresa. Nos atemorizaba iniciar en medio de un lugar desconocido, pero afortunadamente todo fue un éxito, nuestra vida dio un giro radical y mi papá se convirtió en un gran empresario y en el mayor socio accionista de un concesionario de autos.
—Me alegra mucho, Alex…
—No, Bella —interrumpió con una sonrisa triste—. Lo tenía todo, menos a ti.
Abrí mis labios un poco y dejé salir el aire por ellos, temblando al mismo ritmo de mi corazón.
—Nunca nada me llenó como lo hiciste tú con tu sonrisa, no volví a ser tan feliz como cuando era niño, me refugié en la idea de que volvería a encontrarte y viví cada día ilusionado, imaginando que me esperabas —agregó en voz baja y bajé mi mirada lentamente—. Guardé todas las cartas que me escribiste, en ellas encontré la esperanza y la luz para seguir, tu recuerdo se volvía más fuerte cada vez que las leía y aparecías en cada letra, en cada palabra…, aunque, la que más valoro y recuerdo siempre fue esa. —Señaló mi regazo y tomé la carta otra vez entre mis manos, tragué saliva y sollocé al leer otra vez mis palabras escritas hacía quince años—. Porque decías que me querías y tan solo esas palabras bastaron para que mi corazón nunca te olvidara.
Pasé mi vista hasta su rostro y examiné su expresión, parecía estar inmerso en recuerdos y su mirada estaba perdida, como si viajara en el tiempo, tal y como me había sucedido minutos antes; sus mejillas estaban sonrosadas y sus labios sostenían una sonrisa que poco a poco se fue borrando y bajó su mirada, para segundos después tomar una bocanada de aire y agregar con voz triste:
—A pesar de que te busqué y vivía con la esperanza de volverte a ver, nunca pude hacerlo… nunca supe de ti —prosiguió en un hilo de voz—. Comencé a trabajar en el banco y un día inesperado, una invitación a una boda llegó a mis manos; una invitación para la boda entre James Carter y Bella Graze. —Ahogué un gemido y negué con la cabeza—.copy right hot novel pub