La sensación terrible en mi interior creció al instante y las náuseas no se hicieron esperar. Esa preocupación estaba acabando con la poca fuerza que me quedaba. Me senté porque ya mis piernas no podían con el peso de los nervios y la ansiedad, y cuando iba a buscar el celular para escribirle un mensaje, las luces se encendieron frente a nosotros hasta encandilarnos y las cámaras se enfocaron en nosotros.
Fingí una sonrisa que me salió nerviosa y guardé la cartera, esperaba por el bien de Mell y el mío también que llegara rápido o sería yo quien terminara por despertarla a las cinco de la mañana cada día.
—Buenas noches —interrumpió el profesor Collins con una voz sensual que bien podía ser usada para un comercial de ropa interior masculina. Sonreí como boba al imaginarme eso, pero interrumpió mis pensamientos cuando agregó—: Majestic Hotel se complace en ser la sede de esta primera versión del programa revista "La luz de la verdad" donde los estudiantes graduandos de la Universidad María Luz, harán su debut y presentarán sus primeras noticias, expondrán temas de interés social y nos llevarán a conocer distintas temáticas de gran relevancia para el país. Estamos en cadena nacional y contamos con la valiosa participación del exitoso periodista de trayectoria internacional: Mario Antonio Villa. —Con su mano señaló hacia una esquina y ahí lo vi, entrando con una sonrisa esplendorosa y llena de vida; era un hombre de tal vez unos cuarenta y tantos años, de tez morena y cabello rizado, sus dientes parecían perlas y sus ojos demostraban mucha expresividad.
Los fervientes aplausos del público inundaron mis oídos y ese sonido abrumador solo me hacía sentirme más alterada por la ausencia de Mell. No llegaba y en serio ya empezaba a temer pensando en que podía ser por algo malo.
Aproveché el momento de distracción de los profesores y la gente que estaba concentrada viendo a Mario Antonio y busqué con la mirada a mi novio entre la multitud. Me sorprendí al verlo aplaudiendo emocionado uniéndose al público; eso era lo que me encantaba de él: podía ser maduro cuando se requería y también comportarse como aquel niño de los ojos bonitos y sonrisa tierna; podía ser niño y adulto a la vez y en ambos casos, se comportaba como un caballero.
—Además, nos complace dar este anuncio especial —retomó el profesor haciendo que los aplausos cesaran y la atención se enfocara otra vez en él. Carraspeó un poco y volvió a entonar la voz de vendedor de calzoncillos—: ¡El estudiante que tenga mejor calificación esta noche, será acreedor de un cupo de trabajo para la revista y el programa televisivo de nuestro excelentísimo Mario Antonio Villa!
Vítores, murmullos y más aplausos fervientes y llenos de emoción.
En cambio, yo, estaba helada y con la mente en blanco. La oportunidad de mi vida, la que siempre había deseado; el trabajo de mis sueños y me la ponían en bandeja de plata listo para ser ganado, cuando era más que obvio que muchos de los que estaban allí habían preparado un discurso periodístico y una presentación a la altura de un periodista, y yo ni siquiera sabía qué iba a decir, no sabía qué palabras usaría concretamente, no sabía nada más que el deseo de hacer lo correcto.
Miré otra vez a Alex que me miraba emocionado, me tiró un beso con la mano y sonrió como siempre lo hacía, seguramente tenía elevadas expectativas sobre mi presentación, cosa que ni yo misma tenía. No quería decepcionarlo.
—Sin más preámbulos, damos inicio a las presentaciones —exclamó el docente girándose en sus talones para dirigirse a nosotros—. Cuentan con cinco minutos para exponer, recuerden las pautas establecidas, saquen lo mejor de ustedes y… ¡que gane el mejor!
Los murmullos fueron cesados por la mirada penetrante y furtiva de la directora, que salió a darnos unas palabras motivadoras y de agradecimiento por haber estado de acuerdo en que el evento se realizara y la universidad fuese la primera en organizarlo. Rodé los ojos con disimulo, porque era obvio que nadie estaba muy de acuerdo, había sido impuesto y ni modo, había que cumplirlo si queríamos graduarnos.
Mi puesto era el número seis y el de Mell el número ocho, es decir que dentro de media hora sería mi presentación y Mell tenía cuarenta minutos para llegar, aunque la verdad, tendría que haber llegado hacia ya varios minutos, era la única silla vacía.
—Buenas noches —saludó un chico moreno y de cabello ondulado, el primero de los participantes—.copy right hot novel pub