-¿Aún recuerdas cuando obligaste a Jimena a tomar una botella completa de whisky? Denis, señorita Alonso, ¿pensaste que te tocaría un día así?-

Denis miró al Sixto sin comprender su rencor, y preguntó con ojos llenos de confusión, -¿Yo obligué a Jimena a beber una botella de whisky?-

Su duda se manifestó por todas las palabra que había utilizado, ya que no a Denis nunca le apetecía obligar a los demás a hacer algo, y mucho menos obligar a Jimena a beber una botella de whisky, lo cual le paeció una manera nada decente.

Era imposible que hicera eso.

-¿Te estás haciendo la tonta? Señorita Alonso, qué poderosa eras en aquel entonces, pero estabas celosa de Jimena. Por lo tanto, la provocaste deliberadamente a Jimena para que tuviera que beber toda la botella de whisky. ¿Crees que nadie vio lo que había hecho y nadie más lo sabría?-

De repente, Denis interrumpió a Sixto con una voz débil y ronca, diciendo:

-No, lo que dijiste... yo nunca lo había hecho-

Sixto miraba a Denis con tanto odio y hostilidad, -¿Estás diciendo que te he acusado mal? ¿O quieres dicir que Jimena me mintió? En aquel día, Jimena estaba tan borracha como una cuba en la carretera. Fue una suerte que me encontrara con ella, ¡de lo contrario no se sabe qué habría pasado!-

Denis, ¿estás diciendo que la borrachera de Jimena era una mentira, o que lo que vi con mis propios ojos era una mentira?-

Denis se sintió sorpendida como si le hubiera caído un rayo encima.

Las pupilas se contrajeron... Jimena estaba completamente borracha y se encontró con Sixto?

-¿Lo dijo Jimena?- Preguntó con un aspecto bastante extraño.

Sixto no soportó verla así, y le criticó, -¡Eres bastante buena en fingirte! ¡Siempre lo has sido! Te finges como buena amiga de Jimena delante de la gente, mientras haces maniobras sucias a su espalda, ¿crees que puedes ocultarlo a los demás? ¿Y los moratones en el brazo y el muslo de Jimena, a qué se debe?-

-¿Eso es lo que piensas de mí? ¿Crees que yo maltraté a Jimena?- Denis, arrodillada en el suelo, se sintió tan frustrada que el brillo en sus ojos redujo poco a poco... Entre sus cejas, había un cansancio y un dolor indefinibles.

Sin embargo, esa expresión se ocultó muy pronto sin dejar rastro ... De hecho, ya pudo imaginar lo que Jimena había hecho.

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