Se arrepintió.
Cuando vio la espalda rígida de la mujer, comenzó a arrepentirse.
-Denis Alonso.- sonó la voz suave de la mujer, como si estuviera en el recuerdo. El cuerpo de Mario tembló, y miró ansiosamente a la mujer en la entrada del pasillo, esperando a que continuara, -¿Quién es?
El corazón de Mario Soler también tembló , mirando con incredulidad a la figura que ya se estaba alejando.
Pensó que ella estaría enojada, furiosa, y le preguntaría quién era él y cómo sabía su nombre.
Sin embargo, anticipó todas las posibilidades pero no esperó que ella no le importara nada lo que dijo.
Fácilmente negó este nombre, ¿acaso ... también negó su propia existencia en el mundo?
Este momento, ya no tenía el valor de seguirla ni preguntarle.
Regina corrió saltando con la caja de medicinas. Mario Soler miró a la chica con la voz alegre que siempre estaba alegre y brillante.
Era completamente diferente de aquella mujer.
Quizás por eso la mujer mantuviera a Regina a su lado, una chica que obviamente no era la más adecuada para trabajar en la industria de servicios.
-Ay, Mario, ¿qué pasó con tu mano, tan grave?-
Regina es una chica muy simple y no notó la atmósfera extraña. Mario Soler levantó su palma y dijo, -Deja a mi asistente hacerlo.-
En este momento, no quería que ninguna mujer estuviera cerca de su lado, aunque esta persona fuera Regina, la chica siempre feliz y que lo considereaba sinceramente como su hermano mayor.
El asistente dio un paso adelante y tomó el hisopo con alcohol en la mano de Regina.
Por la noche, sopló el viento.
En la región del Mar Fresco, la diferencia de temperatura entre el día y la noche era a veces mayor que la en las llanuras.
Una mujer estaba parada en la habitación más remota de la Casa de Memoria.
Ella se quedó allí rígida.
No se sabía cuánto tiempo había pasado, ni qué estaba pensando.
La gran puerta de madera se abrió.
-Lo sé que, definitivamente estás aquí.-
La puerta fue bloqueada por el hombre alto.
Mario Soler miró a la mujer en la habitación con ojos profundos, sus delgados labios se movieron,
-¿De verdad no vas conmigo?-
Sus ojos brillaron y pensaron profundamente, y finalmente dijo,
-Él ya viene.-
No dijo quién era, pero cuando Mario Soler vio a la mujer, quien era muy indeferente en la vida diaria, de repente se puso pálida en la cara debido a estas tres palabras, y se puso nerviosa e incómoda.
En ese momento, las angustias se extendieron por todo el cuerpo, y quiso reír, “Aún no he dicho quién es él”
Se rió de sí mismo.
En realidad, ¿qué tipo de influencia dejó esa persona sobre ella?
-¿Quién ... quién es?- la mujer solo sintió que su garganta estaba seca, su voz estaba ronca, y preguntó intermitentemente.copy right hot novel pub