Modo oscuro
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Amante peligroso

Capítulo 233: ¡Qué ironía!

Temperatura corporal familiar olor familiar, familiar... ¡miedo, le surgieron!

El temblor temeroso y aterrorizado, se notó todo en las pestañas cerradas, incluso sus labios suaves y tiernas estaba temblando.

Este temblor, transmitido al hombre detrás de ella, en el fondo de sus ojos, un poco de soledad, un poco de remordimiento... ¡De ahora en adelante, nunca más traicionaría a esta mujer!

No quiería fallar más a esta mujer...Era su negligencia.

Los brazos musculosos, la rodearon, y por atrás , abrazó a la mujer en la tumbona en los hombros, sus labios, cada vez más suave, los brazos parecían tener la fuerza para proteger a la mujer.

Sabía de que ella tenía miedo... Pero mientras ella no lo empujára, ¿Cómo podía él no ser codicioso con su olor en este momento?

Regina se abrió grande sus ojos y parpadeó... ¿Quién era este hombre que apareció de repente?

No se encontraba en una situación especialmente buena, pero se olvidó de los dos guardias que al lado del hombre, y en ese momento los ojos puros, que no habían sido contaminados por la metrópoli, brillaban con chismosas luces.

-Hola, ¿Ese hombre es tu gran maestro?-

Andrés miró a la niña de su lado como una idiota... ¿Cómo pensar que en estos años todavía había el título de "gran maestros"?

-Sí no, ¿Son mafias? A primera vista, ustedes son del submundo.-

Murmuraba, no se atrevía a hablar en voz alta, tenía miedo a que su gran voz perturbara a la pareja bajo el techo.

André se impacientó, -¿Qué submundo, me pareces submundo?-

Una vez más, con la mirada a una idiota, echó una mirada fuerte a la chica que estaba a su lado.

De repente, ¡sucedió algo!

¡Pa!

El sonido de la bofetada clara, en el ambiente suave y tranquilo, resonó a primera vista por todo el campo.

Andrés rápidamente levantó la cabeza siguiendo la voz para ver, el corazón, instantáneamente se puso tenso.

-Jefe.-

Miró hacia el hombre que había sido golpeado en la cara, bajo el techo, y que tenía la cabeza baja, esa bofetada , aparentemente, era fuerte, se veía una cara sombría en la oscuridad.

Andrés se puso tenso su corazón, -Jefe...-

Quería subir y apenas había levantado sus pasos cuando el hombre alto y recto bajo del techo le hizo señas para que no se acercara.

Andrés sólo pudo esperar ansiosamente en el carro, mirando nerviosamente al hombre y a la mujer, orando... Jefe, no se podía enfadar en este momento.

El hombre levantó lentamente la cabeza, y la mujer en la tumbona , sin saber cuándo, ya se había levantado en pánico, agarrando la manta delgada que la cubría, y mirándolo con nerviosismo, vio claramente en sus ojos el temor.

Dolor como una punción de aguja en el corazón.

Quería aproximarse a ella y abrazarla, y apenas lo hizo, la mujer cambió de rostro, -¡No vengas aquí!-

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