Carmen estaba a punto de decir algo más cuando Paula la apartó y negó con la cabeza.

Dentro del escritorio, Celia cerró la puerta con fuerza después de llevar a su madre ante Eduardo.

—Devuélvele el dinero —dijo Celia con una voz firme, mirando a su madre con calma.

Milagros la fulminó con la mirada y sus manos protegían el bolsillo.

—¿Quién eres tú para pedirme que devuelva el dinero que me dio mi exyerno?

A Eduardo no le esperaba que Celia reaccionase así, quiso calmar la situación, pero Celia ya estaba intentando quitarle el dinero que tenía.

—¡Ayúdame, yerno! ¡Mi hija me está quitando el dinero! —Milagros era mayor que Celia, pero tenía incluso más fuerzas.

Celia fue incapaz de quitarle el cheque a Milagros.

—¡Devuélvele su dinero! ¿Me vas a seguir avergonzando? —Los ojos de Celia estaban rojos de impotencia.

—¡Es mi dinero! ¡Me lo ha dado y es mío! ¡Devuélvele tú si tanto quieres! —Milagros no cedió.

Eduardo las miró, no esperaba causar esta situación.

—Celia, he dicho que no tienes que devolverlo, no le hables así a tu madre.

—¿Qué sabes tú? ¿Sabes a cuántas personas ha pedido dinero bajo mi nombre? —Celia respondió a Eduardo con impaciencia, sus manos aún estaban agarradas a la chaqueta de Milagros.

Eduardo se aturdió, ya que hoy era el primer día que conocía a la madre de Celia. Cuando eran novios, Celia le había dicho que no tenía una muy buena situación familiar, Eduardo pensaba en ese momento que era porque le faltaba el amor paternal, nunca pensó que su madre fuera así...

—Milagros, cálmate y habla de buenas maneras con Celia.

Milagros había sido bastante educada cuando habló con él, por eso Eduardo quiso calmar la situación empezando por ella.

Ella sabía perfectamente que Eduardo era quien le daría el dinero, por eso se sentó obedientemente al instante.copy right hot novel pub