Capítulo 16: ¡Ahora es tu marido, tiene el certificado!
Estaba tan asustada que me apresuraba a agarrar a Alicia y luego le pedía disculpas a Hector, -Lo siento, mi amiga está borracha-
No sabía por qué me sentía culpable.
Alicia bebía demasiada, me tiraba y me reprendía, -Julieta, ¿puedes tener más autoestima? Sea como sea, ahora es tu marido-
Hector nos ignoraba y se dirigía al coche.
Pero en ese momento, Jimena se soltaba, se paraba en el suelo y decía llorando, -Julieta, lo siento, ya me voy-
Como ella decía, iba a tomar un taxi sola.
-Si alguien debe irse, no debe ser tú - decía Hector, tirando de ella hacia sus abrazos.
Alicia la regañaba, -Jimena, no te disfrazas más, ¡todo el mundo te conoce que eres una puta! Cuando Julieta trabajaba en el pasado, cuántas cosas vergonzosas hiciste a escondidas, ¡sé exactamente qué tipo de persona eres! -
-Basta, Alicia- Llevaba a Alicia para que nos fuéramos.
Alicia no se rendía a regañar a Jimena, y me decía, -No tengas miedo, no viste a Jimena está seducido a tu marido, los dejas irse ahora, ¡Se irán a hacer el amor!-
Tan pronto como terminaba de hablar, Hector daba un paso adelante, agarraba el cuello de Alicia y la empujaba.
El hombre hacía todo lo posible por tratar de calmarse, y le advertía, -¡Cállate! ¡También pelearé con mujeres cuando estoy muy impetuoso!-
-Hector, ¡me culpas a mí!- Me apresuré a sostener a Alicia, temiendo que Hector la odiara también.
Jimena también tomaba apresuradamente la mano de Hector y negaba con la cabeza, -Hector, basta, yo tengo la culpa, bebo mucho porque estoy disgusta, y lo que te causó problemas-
Cuando hablaba, sus ojos estaban llenos de astucia.
-Dase prisa y lleven a estas dos mujeres-
Mientras tiraba de Alicia, el conductor de Hector traía a varios guardias de seguridad del bar.
Los hombres nos llevaron directamente.
Luego, el conductor corría hacia el asiento trasero y le abría la puerta a Hector.
Hector llevaba a Jimena al auto.
Alicia se negaba a rendirse, quería seguir regañándola, pero yo la detenía, -Basta, basta-
Sabía que no importa lo que Alicia y yo dijéramos, no se podía cambiar esto.
Cuando se iba el auto, los hombres también se retiraban.
Alicia me tocaba la frente y me reprendía con una expresión descontenta, -Julieta, ¿por qué estás tan cobarde? ¡Dejas que se vayan así!-
La arrastraba y decía con una risa forzada, -Vamos-
En realidad, me temo que Hector se enojara con Alicia.
Después de todo, todos fuimos del orfanato y no era fácil para ella lograr los resultados de hoy.copy right hot novel pub