“Cuanto más pequeño es el corazón, más odio alberga”
Victor Hugo
Karem deja a Virginia frente al edificio. Se despiden. Ella sigue hasta su casa. Debe dormir para recuperarse del día anterior.
Llega a su apartamento; abre la puerta, toma un vaso con agua. Enciende la tele y busca en la nevera, un pedazo de torta.
Saca de su cartera el teléfono. Entra en su messenger. No hay mensajes de Diego. Decide escribirle:
–Espero no interrumpir tu trabajo, amado mío. Sé que has estado muy ocupado. Pero te extraño, siento que te extraño.
Envía su mensaje. Espera unos segundos. No ve respuesta. Coloca el móvil sobre la mesa, y termina de comer su postre.
Suena el tono de mensajes. Abre para revisar. No es él. Sigue ausente. Se levanta del sofá, camina hasta su habitación y se recuesta en su cama. Rápidamente se queda dormida.
Virginia, está en su cama, recordando lo ocurrido con Melissa, la chica del club. Suena su teléfono. Una llamada. Atiende. Es Camila.
–Hola... ¿Ocupada?
–No, acostada, ¿y tú?
–Cerca de tu apartamento. ¿Puedo subir?
–OK.
Se levanta. Arregla su vestido, camina hasta la sala. Suena el timbre. Abre la puerta. Camila entra. La saluda con un beso en la mejilla.
–Estás muy guapa. ¿Tuviste una cita?
La pregunta es tan desconcertante, que Virginia, decide no responderle.
–¿No dices nada? ¿Dé quién se trata? Deja adivinar, ¿Karem?
–No estoy para soportar tus estupideces y celos fingidos. ¿A qué has venido?
–Ufff que genio. Sólo a verte. Digamos que te extraño–responde, acercándose a Virginia y tomándola por la cintura.
Virginia, se separa de ella.
–Creo que escogí un mal momento. Mejor me marcho.
–Sí, tienes razón.copy right hot novel pub