“El amor no se mira, se siente”
Pablo Neruda
Abre la puerta, azota la cama con el látigo, esperando mostrar su dominio ante aquel nuevo cliente. Para su sorpresa no está en la cama. Entra a la habitación de lujo. Las luces rojas dan ese aspecto de lujuria y perversión, acompañada de una decoración muy bien lograda con los muebles de cuero rojo. La silla colgante en medio, similar a una jaula y una banqueta inclinada. A pesar del tiempo que tiene allí nunca había entrado a aquel lugar, ni había recibido a ningún cliente; aún así, era parte de su trabajo, estar preparada para ese momento.
Cuando camina detrás de una de las cortinas, ve una sombra. Es el cliente. Decide seguir el juego y comienza a rondas escondiéndose tras las cortinas, cual felina esperando afilar sus garras y atacar a su presa. De pronto siente, la mano de aquel hombre, tapando su boca y dándole desde atrás una banda negra para cubrir sus ojos.
Ella comienza a moverse lentamente acariciando con su espalda y glúteos, el pecho y la pelvis de Ernesto. Él le coloca la venda en los ojos. Y la gira hacia él. Comienza a acariciar su cuerpo. A apretar sus nalgas y acicalarla a su cuerpo. Ella coloca las manos para aferrarse a su cuello. Él se las baja, poniéndolas detrás de su espalda. Toma un par de esposas y se las pone.
Ella está algo nerviosa por aquella rara experiencia. Él comienza a besar su cuello, a descender por su pecho y bajar hasta su vientre. Amaranta, como suele llamarse, siente la humedad de la lengua de aquel hombre en su vientre. Pensó tener el control, pero desea que él continúe bajando. Pero él se detiene.
Su respiración es rápida y entrecortada. ¿Qué deseo es aquel que la invade?. Él, la hace darse la vuelta. La empuja contra la pared, baja la tanta de cuero y comienza a penetrarla por detrás mientras afinca sus caderas una y otra vez. Ella gime de placer. No creyó que detrás del misterio de aquel hombre, pudiera sentir tanto deseo de ser poseída y controlada.
La gira nuevamente y va llevando hasta la banca inclinada. Ella se recuesta. Él toma una de las cadenas y la amarra. Levanta ambas piernas de ella y las coloca sobre sus hombros y comienza a chupar su vagina, su clitoris. Ella se contorsiona y mueve sus caderas con fuerza.
Él sabe que ella está disfrutándolo. Se detiene y ella busca con su pelvis rozar su boca, no consigue que él continúe, ansiosa y excitada le pide:
–¡No te detengas por favor!
Ella escucha que él sonríe y chasquea sus dientes. Siente su respiración y como se va aproximando, mueve su pelvis intentando sentirlo y el abre su boca, comienza a soplar en su vagina. Eso la enloquece, se mueve desesperada, intenta atraparlo com sus piernas. Él pasa su lengua lentamente. Es angustiante y a la vez excitante:
–Cójeme carajo, cójeme.
Él se levanta se sube sobre y ella y comienza a introducir su sexo en el de ella. Ella le pide que le dé duro, y él obedece. Ella grita y él jadea. Ambos tienen un orgasmo simultáneo.
Él la ayuda a levantarse. Quita las esposas, ella soba sus muñecas. Él se viste. Ella le pregunta:
–¿Cómo te llamas? ¿Por qué me escogiste?
Él permanece callado.copy right hot novel pub