“En ninguna cosa la infidelidad es más innoble y repugnante que en el amor”
Sören Aabye Kierkegaard
La noche fue larga para Karem, por momentos pegaba un ojo e inmediatamente daba un brinco para saber si Virginia la necesitaba. Cada media hora, se levantaba e iba hasta el cuarto.
Virginia a ratos se quejaba, Karem revisaba si temperatura con la mano. Le daba un poco de agua y la veía dormirse. Regresaba al sofá y volvía a dormir unos diez minutos.
Finalmente vio, que pronto amanecería, se levantó y estiró por unos segundos. Fue hasta la cocina y puso la cafetera a andar. Camino hasta el cuarto de su amiga, parecía profundamente dormida. Tocó su cuello y brazos. Ya la fiebre habría bajado. Tenía que volver al apartamento para cambiarse e ir al trabajo. Mas, le preocupaba dejarla sola. Decidió entonces, lo que había estado evitando. Tomó su celular y marcó para hablar con Camila.
Dejó que repicar varias veces, pero ella no contestaba. Quizás aún dormía. Verifica la hora en su teléfono, apenas son las cinco, pero en verano, siempre el sol, sale más temprano. Mejor sería dejarle un mensaje, escribió entonces:
–Hola Cami, disculpa que te moleste tan temprano. Giña está bastante enferma. Yo estoy desde ayer con ella. Si crees posible, venir a acompañarla o estar al pendiente, te lo agradecería. No puedo faltar hoy al trabajo.
Daba tiempo salir e ir a su apartamento para luego dirigirse al trabajo, pero aún no tenía respuestas de Camila. Prefirió entonces, darse un baño y usar algo de ropa de su amiga. Así podría acompañarla una hora más y dar chance a uma respuesta de Camila.
Entró al cuarto de Virginia, revisó el guardarropas, escogió un suéter. Lo sacó y llevó al otro cuarto, que por algunos años, fue usado como taller de revelado y de trabajo de sus dos amigas. Se dio un baño, el agua estaba algo fría. Cuando sintió el agua descender por su cuerpo, se estremeció y decidió mojar su cabello. Salió con envuelta en la toalla, entró a ver si Virginia se habría despertado. Aún dormía, iba saliendo cuando escuchó que esta se quejó.
–Ka–dijo con voz delirante.
Karem voltea y se acerca a la cama:
–Aquí estoy, viejita.
–¡Gracias por quedarte!
–No hay nada que agradecer. Tú hubieses hecho lo mismo por mí –se inclinó y dio un beso en la frente. La toalla se soltó y Karem intentó sujetarla con una de sus manos. En ese instante escuchó pasos. Camila entra:
–¿Interrumpo?–pregunta con cierto sarcasmo.
Karem nerviosa, por estar semi tapada, trata de acomodar la toalla. Responde:
–¡Qué bueno, que llegaste!
Virginia siente su corazón acelerarse por la presencia de Camila. Ella se acerca, Karem se hace a un lado:
–Voy a alistarme, debo estar en media hora, en el trabajo.
Karem sale. Camila se sienta a un lado de Virginia:
–¿Cómo te sientes?
–No muy bien, realmente.
–¿Te vio algún médico?
–Sí, Ka llamó a uno de esos que viene a revisarte a tu casa.
–¿Por qué no me llamaste?
–Sabes que no lo haría.copy right hot novel pub