“La mayor parte de la felicidad de una persona consiste en el placer”
Tomás Moro
Karem tuvo su extraña pero hedónica experiencia. Más prefirió no hablar de ello con Diego, cuando terminó de autosatifascerse se desconectó del chat. Los años que vivió con Miguel, nunca después de hacer el amor, habló de él sobre ello. Siempre ha creído y visto como muy banal y superfluo eso a los que los sexólogos llaman "comunicación en la pareja" Decirle a alguien que debe hacer para hacerte llegar, es como convertir el acto sexual en un instructivo que cualquiera puede leer y usar.
Realmente, ella defendía el sexo como una manera de consolidar la conexión de dos almas y no lo contrario; o sea que el sexo viniese primero y de allí podrían conectarse las almas.
Así que permaneció pensativa, tal vez, ese tipo de experiencias en las redes, podía requerir algún tipo de códigos y reglas diferentes que ella desconocía. ¿Debía aprenderlas? Pensó.
Entró nuevamente al chat para ver si había alguna reacción de Diego. El comportamiento de él, parecía ser similar. Eso le agradó. Hubiese tenido que renunciar a esta novedosa forma de sentir sin la piel, sólo con la imaginación.
Suspira, sale del messenger y cierra sus ojos reviviendo, recordando, reviviendo cada sensación y cada una de las palabras de él. Acaricia toda su piel, quisiera sus manos, fuesen las de él. Piensa en Diego y una sonrisa invade su rostro, mientras muerde sus labios, experimentando un deseo incontrolable por él.
El timbre suena; se extraña, ve su reloj de pared, son las 7 de la noche. ¿Quién podrá ser? Camina hasta la puerta, ve por el ojo mágico. Es Rosa, su vecina. Abre la puerta; allí a su lado está Elena, que le sonríe siempre con gran ternura.
–¡Hola, Karem! Disculpa que te moleste. Necesito un enorme favor tuyo. Me acaban de llamar para hacerle un quite a una colega. Pero no tengo con quien dejar a Elenita. Este es mi único día libre, es una platica extra. Yo te pago.
–No hay problema Rosa, puedes ir. Yo me quedó con ella. Añade:
–Ve por tus cosas, Elenita.
–Gracias Karem de verás. Mary no podría hoy porque tiene exámenes de trimestre.
–No te preocupes. Sabes que adoro a la niña. Sólo necesito que vengas antes de 7:00am, por ella. Ah, tampoco debes pagarme nada–agrega.
Rosa, le sonríe mientras toma sus manos entre las suyas.
–Mil gracias.
La niña se acerca, su madre le da un beso y se despide de ellas. Karem entra, cierra la puerta y pregunta a Elena:–¿Comiste algo?
La niña con su cabeza da una negativa.
–Está bien, mi amor. Voy a quitarme esta ropa. Siéntate en el sofá. Me cambio y pedimos pizza para cenar.
Elena sonríe, toma el libro de Karem, le regaló, se sienta rn el sofá y espera por ella.
Karem toma su celular, hace el pedido. Se desviste, lava su rostro. Se coloca su pijama y se sienta con Elena para leerle el cuento, mientras llega el delivery. Suena el timbre justo en ese instante que ella lee la frase más conmemorable del libro:
–"Lo esencial es invisible a los ojos".
Coloca el libro en la mesa. Abre la puerta. El chico le sonríe, ya le es familiar su rostro. Karem le sonríe también, le da el dinero, recibe la pizza, constata su pedido. Cierra la puerta.
–Ven Hélen, ¡vamos a comer pizza!
La niña corre hacia el mesón. Ella la levanta y la sienta en la banqueta. ¿Una forma más gratificante que esa? piensa.
Si existe un día perfecto. Hoy, tendría que ser uno de esos días en que la vibra y el alto astral están de visita.copy right hot novel pub