Modo oscuro
Idioma arrow_icon

Atrapada en la Venganza de un Millonario

21. ¿Arrepentimiento?

Cuatro semanas después

Otro día más en la oficina, aún estoy intentando entender el funcionamiento absoluto de la empresa de mi padre, y es que hace tan solo una semana atrás que me he interesado en aprender todo lo que sucede aquí. Decidí dejar de ser la niñita millonaria que tan sólo ayudaba a su padre cuando era necesario. He decidido dejar de ser aquella mujer que conocía más de moda que de lo que realmente sucedía a su alrededor. Debo admitir que también he decidido ocupar mi mente para dejar de pensar en todo lo que viví y sobre todo en él, que, por alguna estúpida razón, no se sale de mi cabeza.

Camino por el largo pasillo de la empresa rumbo a la que ahora es mi oficina cuando Ana me detiene en el camino —Señorita Di Marco, hay un señor que la busca en la recepción — me dice algo agitada.

——¿Te ha dicho quién es? — pregunto confundida.

—Sí, se llama Fabián Ferro y dice que es el abogado de su esposo, el señor Lucas Sandonini. —

Solo bastaba escuchar su nombre para sentir esta sensación extraña en mi cuerpo; una que llevo queriendo evitar hace semanas y por ello he prohibido que se pronuncie su nombre en casa.

—De acuerdo, hazlo pasar a mi oficina — le pido algo nerviosa y sigo mi camino mientras que Ana sigue el suyo.

[...]

Estoy nerviosa, muevo mi pie sobre el suelo sin parar y todo empeora cuando golpean la puerta y al dar la autorización para que entre un señor de unos cuarenta años de cabello negro entra a mi oficina.

—Señorita Di Marco, soy el Doctor Fabián Ferro; abogado de su... de Lucas Sandonini — se corrige.

Algo nerviosa me pongo de pie y estrecho su mano mirándolo a los ojos ¿grises? — Un gusto, ¿Qué le trae por aquí? — pregunto con mucha curiosidad y le invito a que tome asiento.

—Debido a que usted ha firmado un acuerdo prenupcial al casarse con mi cliente, los trámites del divorcio son mucho más sencillos — me explica y saca una carpeta de su maletín.

—¿Él ya lo ha firmado? — cuestiono y no entiendo porque siento que me molesta el que lo haya hecho.

—Sí, mi cliente ha dicho que no quiere arruinarle la vida... no me ha querido explicar más — expone mientras me da el documento que está dentro de la carpeta y un bolígrafo.

—Comprendo — digo algo ¿decepcionada? No sé qué me sucede, debería estar feliz con esto.

Sin muchos preámbulos comienzo a leer el documento legal y realmente es una sentencia de divorcio sencilla, sin trampas, sin cláusulas, y sin nada que pensar más que en los motivos de nuestro casamiento y por los cuales nos estamos divorciando; lo firmo.

—Dígale al señor Sandonini que ya es un hombre libre para ir detrás de la mujer que realmente ama — digo intentando no dramatizar mucho en el momento, aunque por dentro siento que algo no está bien.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio