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Atrapada en la Venganza de un Millonario

41. Pensando El Uno En El Otro

Al día siguiente

Casi como si fuese una ladrona en mi propia casa, entro intentando hacer el menor ruido posible. Son apenas las siete de la mañana y tan sólo espero que mi padre aún no se haya despertado para ir a jugar golf como lo hace todos los sábados. Sé que no dudaría ni un solo momento en preguntarme con quien he estado ya que mi cabello aún está mojado y tengo la misma ropa que anoche.

Rápidamente subo hasta mi habitación y cierro la puerta con llave para que nadie entre. Me quito el vestido, los tacones, y me dejo caer de espalda sobre la cama. Cierro mis ojos a causa del cansancio que siento y al hacerlo aún me parece estar sintiendo sus caricias en mi piel. No hemos dormido en casi toda la noche y me ha encantado. Me volvió loca su forma de amarme. Me enterneció hablándome acerca de su niñez y de sus sueños. Me hizo sentir especial cuando me ha pedido que le contara todo lo que para él aún era desconocido. En esas pausas biológicamente necesarias para nuestros cuerpos, nos hemos conocido, y nos hemos dado cuenta de que tenemos muchas más cosas en común de la que nosotros mismos pensamos.

El poco tiempo que estuvimos casados fue un tiempo de guerra, un tiempo de actuación de nuestra parte, es como si aquella Sienna y aquel Lucas hubiesen sido otros. Me doy cuenta de que entre nosotros dos puede haber una historia maravillosa, pero también soy consciente que primero debemos cerrar aquel capítulo que tanto daño nos ha hecho. Ese capítulo tiene nombre y apellido; Raúl Sandoval.

Es necesario que el lunes cuando comience mi plan sea lo más convincente posible. Necesito ganarme su confianza, necesito volverlo loco al punto de que pueda encontrar todo lo que necesitamos para que él, y sólo él pague por lo que ha hecho. Sé que ese día Lucas y yo podremos ser felices, y también sé que para que mi padre vuelva a aceptar lo nuestro hará falta explicar un poco lo que ha sucedido realmente entre nosotros.

Todo eso es necesario, pero ahora sólo puedo envolverme en mi edredón y dejarme vencer por el sueño mientras que mi cuerpo aun siente el cosquilleo que sus caricias han dejado en mí.

[...]

Abro mis ojos algo desorientada y asustada por el ruido de alguien golpeando a mi puerta. Me levanto de la cama, me coloco el albornoz y voy hacia la puerta. Para mi sorpresa, allí está el parado bajo el marco de mi puerta. No entiendo nada... — ¿qué haces aquí? ¿Qué hora es? — pregunto confundida y ríe.copy right hot novel pub

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