Llego a la casa con varias bolsas de papel y celofán con mi nueva y costosa ropa. Lo cierto es que debo de aprovechar los lujos que Barry me está dando ya que después de que ande con Liz, ella lo exprimirá hasta los huesos, eso es lo que a veces hace con sus pretendientes.
Llevo a Pinky en los brazos, debería exigirle a Barry que me ponga chófer pero mejor prefiero que me dé clases de manejar sin embargo me da terror tocar el volante de un automóvil. Por una mala experiencia que tuve con un novio en el instituto, era un total imbécil. Fue la segunda vez que salíamos de paseo, obviamente a escondidas, era un año mayor que yo, creo, al estúpido se le ocurrió tomar el auto de su mamá, y aún no tenía la carnet de conducir, todo iba tan bien hasta que al muy idiota de le ocurrió tratar de meterme mano mientras conducía y como yo no me deje casi chocamos, en verdad fue un gran susto, me imaginaba en el hospital y con una pierna rota o muerta, fue horrible.
-Hola, Kelly-Barry me mira cuando paso por la gran sala de estar-¿te has divertido? -pregunta con sarcasmo.
-El sarcasmo no te pega, Barry, pero sí, ha sido muy bueno salir de esta jaula.-Digo secamente... Ay Kelly, ¿por qué te comportas así?
-Bueno, ¿que tal estuvo tu escape? -me mira fijamente y después vaga hasta las bolsas que cuelgan de mis manos.
-Ah sido una cosa de locura-comento preparada para todo-un tipo me venía siguiendo-hago una breve pausa para mirar su reacción, sigue viendo las bolsas y no me mira-era guapo, en realidad-su mandíbula se tensa.
-Ahh, ¿qué más?
-Nada, que después choqué sin querer con otro chico aún más guapo y me libero de ese depravado. Me ha llevado al centro comercial -explico con aire soñador -fue tan cool.
-Hablas como una adolescente enamorada, Kelly. -Suspira y se recompone en el sofá café claro.
-Claro que no, pero de todas maneras, conseguí su numero.-Chillo y salgo corriendo, sin embargo noto un peso muerto en mi muñeca, ¡Pinky! La llevo arrastrando. Doy un grito, ¡mi pequeña! La tomo en brazos y subo con ella y las bolsas las escaleras.
Dejo caer las 9 bolsas grandes de las distintas tiendas en las que compré. Y voy directo a la cama, estoy un poco cansada, pero eso no evita que me sienta un poco emocionada por registrar el número del chico desconocido. Bueno. Rease...
Marco con la mano temblorosa los números que aún siguen visibles en mi mano. No lo voy a llamar. Sólo lo registraré.copy right hot novel pub