Lien había tardado unos eternos segundos en reaccionar ante aquella imagen, mientras tanto Dominic la tomó de la mano caminando hacia el interior con suma cautela, como si arrebatarla de un tirón le costara la vida. Cerró la puerta y se sirvió una copa de coñac, mientras Lien seguía aturdida, se lo bebió de un solo trago agradeciendo el suave rastro de fuego que le dejó en la garganta.

Durante años había sido capaz de protegerse, manteniendo el pasado tras unas puertas que había creído que nunca volverían a abrirse. Y si sólo una de esas puertas llegaba a abrirse, temía verse devastado y no poder continuar con su vida como hasta ese momento. Antes el amor le había costado todo cuanto tenía. Los sentimientos y las necesidades, en cierto modo, había sido tan fatal para él como lo fue para Johanna. Pero ahora ya podía sentir cómo algo quedaba roto para siempre dentro de él, sin que fuera posible volver a unirlo. Le había abierto la puerta a Lien para terminar con ese pasado, o para terminar perdiéndola definitivamente. En ese momento, el silencio y la incertidumbre que mostraba el rostro de Lien, lo estaba haciendo sufrir y no se animó a preguntarle absolutamente nada.

- Esa mujer no soy yo... Verdad?- Pregunto Lien con algo de desconfianza.

-No. Ella es Johanna, mi difunta esposa.- Respondió luego de un suspiro de derrota.copy right hot novel pub