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(COMPLETO) Las Crónicas de Aralia (1): Gemelos de sangre

LXXI

El juicio de Jared y los desertores estaba cerca. El ajetreo comenzó a la mañana siguiente, cuando los vampiros empezaron a preparar la sala del trono para el acontecimiento. La planta baja era un revuelo de vampiros que colocaban mesas, bancos, sillas con cadenas... Toda la sala se estaba transformando rápidamente en un salón de juicios.

La mayoría eran vampiros que nunca había visto y todos llevaban el mismo uniforme. Se trataba de unos pantalones grises de corte militar, unas botas cortas negras, una camiseta negra que apenas se veía por la cazadora (algunos la llevaban negra y otros gris) y una capa plateada que iba elegantemente sujeta a la cazadora, ocultándola por detrás. Si te acercabas, podías ver que en la parte superior izquierda de la chaqueta había unas pequeñas insignias.

—Nuestros soldados —Karintia había aparecido a mi lado mientras observaba—. El uniforme fue idea de Tabak. El color que portan es obvio, ¿no te parece?

Era el plateado de los ojos de la realeza, de los ojos de Karintia, de Tabak... y de Alex. Karintia y yo estábamos al lado de la escalera para no molestar a los vampiros que estaban modificando la sala. Teresa y Kenzye no habían salido de sus habitaciones y a Tabak no lo había visto en toda la mañana.

—Quería preguntarte algo, pero… —lo cierto era que me incomodaba.

—Adelante —ella esbozó una de esas sonrisas suyas.

—¿Dónde están Jhan y Azael? Quiero decir, obviamente sé dónde están ellos —me apresuré a aclarar, acalorada—. Solo que sus cuerpos, sus funerales, no…

—Los cazadores se ocupan de los suyos —fue su explicación—. Jhan fue llevado por ellos a un lugar especial en el que podrá descansar y en el que sus amigos podrán llorarlo en paz. En cuanto a Azael —la voz de la híbrida se quebró un poco y me maldije por haber sacado el tema—, el cuerpo del Diablo permanecerá en el Infierno. Dante y yo vamos a celebrar el acto correspondiente esta misma noche.

Habiendo obtenido mi respuesta, creí que sería mejor cambiar de tema. Debía de ser bastante doloroso para ella y yo no quería causarle más sufrimiento. De modo que volví a centrarme en lo que nos rodeaba.

—¿Cuándo se celebrarán los juicios?

—Pasado mañana —Karintia pareció recomponerse—. Primero juzgaremos a Jared, luego a Liccssie y después a Ania Rose. El orden de los demás me es indiferente.

—¿Dónde están ahora?

—La mayoría de los desertores se encontraban en el Infierno bajo la supervisión del demonio Dante, pero todos han sido trasladados ya a nuestras mazmorras, que han sido ampliadas y equipadas para ese fin.

—¿Equipadas? —fruncí el ceño—. ¿Acaso antes no lo estaban?

—Sí, si crees que una sala de entrenamiento para vampiros es un lugar adecuado para nuestros prisioneros —sonrió—. Yo misma me he ejercitado allí numerosas veces. Es casi igual a un gimnasio humano, solo que con máquinas hechas para vampiros.

—¿Y antes eran mazmorras? —Karintia asintió—. ¿Y por qué convertisteis el lugar en un gimnasio?

—Porque creímos que la época de los prisioneros de guerra había terminado —respondió—. Fue un error. De modo que hemos decidido reformarlo de nuevo a la espera de lo que se avecina.

—¿Los vampiros que sean condenados serán encerrados ahí?

—No, no. De eso se encargarán los elfos, quienes en estos momentos se están instalando detrás de los Cárpatos, a solo un par de kilómetros de Ákaton.

—¿Elfos? —cada vez escuchaba el nombre de más y más seres nuevos.

—Son criaturas muy parecidas a los humanos, aunque sus orejas son puntiagudas, su altura es mayor y sus voces son demasiado dulces, muy melódicas. Seguro que has oído hablar de ellos en alguna historia.

—No me leían muchas cuando era pequeña la verdad —musité—. Aunque me interesé por la lectura cuando tú me rescataste.

—Quizás algún día yo pueda contártelas —me sonrió—. Son grandes médicos y también guerreros. La mayoría son expertos tiradores, maestros de los arcos. Son muy reservados, pero viven en ciudades fortificadas con muchos de su especie. Además, también son expertos en cierto tipo de magia.

—¿Qué magia? ¿Son como brujos?

—No, ellos no pueden hacer tantas cosas como los brujos, pero sus hechizos de escudo y retención son muy famosos. Con los primeros protegen sus ciudades y con los segundos encarcelan a los prisioneros, sean de la raza que sean.

—Por eso los vampiros irán con ellos —comprendí.

—Exacto. Son los más indicados. Me alegra saber que han decidido volver al Mundo Mágico.

—¿Volver? ¿Ellos ya vivían aquí? —todo resultaba confuso.

—Eso fue hace mucho tiempo —dirigió la mirada hacia los soldados que seguían colocando cosas—. Las guerras, las peleas por los territorios y otras muchas cosas provocaron su marcha al mundo humano. Los reinos que habían construido aquí fueron reducidos a cenizas y con el tiempo desaparecieron por completo. Se cuenta que de una de sus fortalezas nació el bosque de Elinor y que de la magia de sus paredes se crearon las hadas. Son solo cuentos y leyendas, pero quizás en parte sea cierto.

—Entonces serán vecinos de los vampiros, ¿no?

—Así es. Ahora que la paz ha vuelto a nuestro mundo, no tienen nada que temer. Volverán a construir sus ciudades y podrán vivir siguiendo sus normas y costumbres.

—¿Ciudades? ¿Habrá más de una? —pregunté gratamente sorprendida.

—Créeme: pronto habrá todo un imperio —sonrió—. Y nada me complacería más. Este mundo debe dar asilo a todas las criaturas mágicas del planeta.copy right hot novel pub

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