Esa mañana, el bombillo de la cocina se fundió; lo miré por un minuto intentando ver que haría con ello. Era obvio que necesitaba cambiarlo, pero no sabía cómo alcanzaría esa altura.
Necesitaba ir al supermercado por una bombilla nueva.
Antes de hacerlo, me senté a la mesa a comer una galleta soda y un vaso de yogurt en un intento por hacer descansar las horribles nauseas matutinas.
Me estaban volviendo completamente loca.
Charlotte llegó a mi lado y luchó por subirse a mis muslos; sabía justo lo que buscaba, mi vaso de yogurt. La ayudé a subirse y de una tomó mi vaso en sus manos y lo llevó a la boca, sorbiendo pequeños tragos; acaricié su cabecita y acomodé su sedoso cabello de bebe. Aun era mi pequeñita bebe.
Al mirarla, podía ver la imagen y semejanza de su padre. Lo Ferguson le salía por los poros, su estructura ósea era idéntica a la de Jean. No entendía como nadie, aparte de Cameron, se había dado cuenta de que ella era su hija. Todas las mañanas al ver su rostro me lo preguntaba.
Cuando ambas terminamos con nuestras meriendas, fui hasta el cuarto de mi pequeña y tomé un gorro para colocárselo. Se veía hermosa como ninguna, me hacía charla y yo intentaba seguirla. Era más balbuceo que cualquier cosa, su pereza de hablar la dominaba.
La tomé como una muñeca y la llevé hasta el supermercado; muy típico de ella era llegar corriendo con un helado en su mano. Yo tenía un terrible antojo de papas de tubo. Así que ambas salimos comiendo del supermercado, además de la bombilla de repuesto.
Al llegar a casa; Charlotte corrió al patio trasero, ya con el azúcar haciendo efecto en su cuerpo, siempre a perseguir los perros de Cameron.
Mientras tanto, intenté averiguar cómo cambiar la bombilla; recordé haber visto una escalera por algún lugar y fui a buscarla.
Cuando al fin di con ella; me subí y cambié la bombilla.
Intenté limpiar un poco el cielorraso alrededor, estaba manchado por los fastidiosos mosquitos.copy right hot novel pub