Todos esos comentarios envidiosos llegaron a los oídos de Elizabeth. Hasta hubo algunas que lo decían deliberadamente en voz alta para que lo escuchara.

Elizabeth no se vio afectada por esas personas. Para ella, en el mundo solo había una persona que podía hacerle daño.

Ella no tardó nada en llegar a la puerta de su oficina.

—Abogada Elizabeth, ¿te llevas muy bien con el presidente? —Alguien bromeó detrás suya— ¿Por qué el presidente te llama a su oficina todos los días? ¿Nos ocultas algo?

Los que buscaban problemas en público eran los más tontos. Y de tontos había muchos en la empresa.

Elizabeth se dio la vuelta. Era una contadora de esta oficina.

—Lo más importante en la empresa es hacer bien nuestro trabajo. Del resto no tengo ni idea. Creo que tampoco tenéis la necesidad de saberlo —Elizabeth respondió gentilmente.

La otra se puso rígida y dijo,

—Solo es una broma, todos tenemos curiosidad. No te enfades, que aún espero que hables por mí delante del presidente.

La gente del alrededor se rio.

—Tu excelente profesionalidad es mejor que cualquier cosa que diga, ¿entiendes? —Los ojos de Elizabeth se posaron en el trabajo sin terminar que tenía en el escritorio de esa empleada, luego entró a su oficina.

La gente detrás abucheó.

Elizabeth cerró la puerta de la oficina, bloqueando todas las voces.

Arrojó el archivo sobre la mesa y se sentó en la silla.

Por la tarde.

La noticia empezó a ir por el mal camino. Al principio, los espectadores solo comentaban cómo surgió ese asunto y hurgaron en los acontecimientos del pasado para encontrar alguna respuesta.copy right hot novel pub