La voz de Declan era muy fría.

—¿Así que en ese entonces me dejó porque me ha amaba tan profundamente? ¿Y después de irse, ella es la única que ha sufrido? ¿Alguna vez has pensado que no tienes derecho a criticarme? ¿Nadie te ha dicho que en realidad no sabes nada?

Un silencio sepulcral tensó la atmósfera.

Nadie dijo nada.

De repente se escuchó a Romeo cogiendo algo.

—¿Está en tu casa? Ahora mismo voy para allá. Cuídala bien en este tiempo.

Entendió lo que quiso decir Declan y sabía que no le haría nada a Elizabeth. Pero no se quedaba tranquilo mientras Elizabeth estuviera con él. Declan sentía rencores por Elizabeth. Después de todo, sin importar qué malentendido ocurrió, Elizabeth era quien le había dejado. Y ese daño hecho era irreversible.

Temía que Declan hiciera algo irreparable bajo el control de algunas emociones como el rencor.

—No te molestes. Si crees que puedes irrumpir y llevártela, aquí te espero. —Declan miró a Elizabeth. Esta seguía durmiendo tranquilamente. El sonido de la conversación no la molestaba.

—¿Y qué si sabes que está en mi casa? También puedo decirte que está en mi habitación y acostada en mi cama. Bueno, en cuanto a la postura, no creo que quieras saberlo.

—¡Declan!

—¿Eh? ¿Quieres saberlo? —La risa significativa de Declan era más evidente—. Pero creo que es mejor que los menores no sepan de estas cosas.

—¿Qué le has hecho?

—¿Qué crees que le puedo hacer? —Se rio Declan.

De repente detuvo su risa, y antes de que Romeo pudiera responder, dijo:

—De momento no le haré nada. Pero ahora mismo no tengo tiempo ni ganas de lidiar con jaleos. Si vienes a montarme numeritos, no sé lo que haría con el mal humor.

Romeo apretó el puño.

Sabía a lo que se refería Declan…

De lo que conocía a Declan, sabía que de verdad podía hacer cosas muy crueles. Porque Declan pudo aguantar y no ir a buscar a Elizabeth durante esos siete años. Solo obligó a Elizabeth a regresar mientras que conducía al éxito el Grupo Gloria.copy right hot novel pub