Al día siguiente.

Cuando Elizabeth abrió los ojos, vio las cortinas del dosel de la cama. Frunció el ceño, sin recordar cuando puso algo así en la cama.

Después de mover el cuerpo, sintió dolor en la espalda y comenzó a hacer memoria.

Acostada en la cama, Elizabeth abrió los ojos como platos y frunció el ceño. La expresión de su rostro se volvió gradualmente feroz, su boca se abrió ligeramente y miró el techo con incredulidad.

—Oh, no… —murmuró ella.

Recordó haber caído en los brazos de Declan… Ese hombre gordo le estaba insistiendo en beber, y luego… luego… Elizabeth sacudió la cabeza. Estaba segura de que se había caído en los brazos de Declan. No confundiría ese olor familiar aun estando borracha.

Y creía recordar que ese olor estuvo rodeándola por mucho tiempo…

«Entonces, ¿fue Declan quien me envió de regreso a casa?

No puede ser, yo no tengo cortinas ni dosel en la cama…».

Elizabeth se sentó abruptamente y miró a su alrededor.

En la habitación al estilo retro con tono oscuro, las cortinas estaban cerradas del todo, de allí solo se colaba un rayo de luz.

La miró con la boca abierta. Pensando en una posibilidad, todo su cuerpo comenzó a sentir un escalofrío.

—No me digas… —Movió las piernas rápidamente, y una escena de repente pasó por su memoria.

«Ah, sí, en la bañera… ¿Declan me preguntó algo?».

No lo recordaba bien, pero no se quitaba de la cabeza la escena y la sensación de cuando sus miradas se cruzaron.

«Si hemos llegado hasta tal punto… ¿No será que hasta nos hemos acostado?».

Elizabeth se levantó, a juzgar por lo dolorido que estaba su espalda… Si no se había llevado alguna hostia, entonces Declan le habría hecho algo.

Elizabeth quería estamparse contra la pared. «Pero ¡qué he hecho!».

Tal vez, si ayer se lo suplicara a Declan, no habría llegado a acabar así.

«¿En qué me habré convertido si de verdad nos hemos acostado juntos?».

No tenía tiempo para pensar más a fondo, lo que le urgía era irse de allí lo antes posible.

«Si esta es la casa de Declan, no sé si me da tiempo irme de aquí ahora».

Elizabeth miró su ropa, que había sido destrozada en su mayoría, y sintió frío en su corazón.copy right hot novel pub