Fue un trayecto corto, él conducía rápido para gusto de Aurore, cada vez se adentraban en zona montañosa, parecían estar llegando y se notaba por el hecho de las fachadas lujosas que dejaban atrás, habían villas enormes. Jake descendió la velocidad al encontrarse en frente de un portón de rejas, a simple vista parecía de oro, aunque no estaba segura. Unos hombres trajeado de negro lo abrieron para proporcionarles el paso, había un inmenso y desmedido jardín al entrar, y una monumental fuente de agua en el centro, la cual parecía también de oro puro. El lugar se encontraba completamente rodeado de hermosas flores; de todo tipo. Sin embargo, lo que más predominaban eran esos hombres vestidos completamente de negro, parecían vigilantes de seguridad.
–Jake...todo esto, ¿es de mi jefe? –Preguntó perpleja.
–Sí, esto no es nada, Alessando Ferrari es un magnate con propiedades y negocios por todos lados. –Aurore lo vio carraspear, como si hubiera dicho algo indebido.
Estuvieron varios minutos recorriendo el jardín hasta llegar a la mansión.
Un –wow–, salió de sus labios, era la mansión más hermosa y desmesurada que había visto en su vida. Poseía tres plantas, y se encontraba completamente rodeada por ventanales.
–¿Aquí trabajaré? –Preguntó curiosa.
–Aquí es, sí.
Jake terminó de bajar las maletas que inmediatamente desaparecieron en segundos, ya que varios empleados, supongo del mantenimiento del lugar habían trasladado dentro.
–Bueno, Aurore. Nos despedimos aquí, tengo que irme a trabajar. –Soltó apresurándose hacia el auto de nuevo.
–Pero Jake...¡espera! ¿A dónde me dirijo?
–Los empleados te ayudarán en todo, no te preocupes. –De inmediato se fue sin más, dejándola ahí plantada.
Parecía apresurado, seguro era algo importante. Pensó mientras miraba los alrededores, se encontraban vigilantes y jardineros.
–Es todo tan bonito... –Dijo cerrando los ojos un instante, hacía frío, aún estando abrigada sentía escalofríos.
Los presentes no paraban de observarla, estaban a bastantes metros, pero la examinaban de arriba abajo. ¿No venía mucha gente por allá? Parecía ser que no. Eso, o traía algo fuera de lugar. Revisó su vestimenta, y tocó su cabello. No, estaba bien.
Era extraño.
Por alguna razón sentía una mirada pesada sobre ella, esa sensación que tenemos cuando alguien nos observa. Descartó esa idea y con la intención de encaminarse hacia la mansión, paró en seco al ver a alguien en la puerta principal, un hombre. A pesar de la distancia podía verlo claramente, no podía negar que era un hombre extremadamente atractivo. Sin embargo, había algo que la perturbaba; su mirada. Era...misteriosa, impasible, fría. Notaba su rostro arder, se sentía extraña con esos ojos sobre ella, de los cuales no descifraba el color.
No pasó un prolongado tiempo, sólo segundos, pero para ella parecían ser horas, las piernas empezaban a temblarle. ¿Y si no la veía a ella? Giró sobre sus talones, pero no había nadie. Frunció el ceño, ¿realmente la miraba a ella? Entonces, ¿por qué la observaba con tanto detenimiento? ¿Había hecho algo malo? Volvió a ver en esa dirección, no obstante, esta vez no hubo nadie. Suspiró. Nunca antes un hombre la había intimidado tanto, ¿sería el dueño? o ¿un familiar?
–Respira...¿qué te pasa? –Murmuró abanicándose la cara con discreción.
Cuando se recuperó de ese perturbador momento recordó qué se encontraba haciendo en ese lugar. Se dirigió a la puerta, donde una empleada yacía esperándola. Le mostró el camino a la entrada, si el hall era así no imaginaba las demás estancias. Más que una mansión, parecía un palacio.
La dirigió al que sería su dormitorio; los sitios necesarios para el cuidado del niño como las cocinas, comedores, salones, etc. Todo era espacioso, por poco se perdía en uno de los extensos corredores. El pequeño no estaba en aquel momento, le habían dicho que tenía una cita con el médico pero volvería pronto.
No podía evitar que la inquietud la carcomiera. Sobre todo recordando a ese hombre y cómo la miró. ¿Será que lo volverá a ver? Agitó la cabeza eliminando el pensamiento.
Después del pequeño tour, le permitieron dirigirse a su habitación. Dejó escapar el aire, depositó su mochila en el sillón cerca de su cama. Y observó con más detención la estancia, ya que antes sólo la vio un corto tiempo. Sonrió, le gustaba, era lo suficientemente grande para ella. Y predominaba su color favorito; el blanco.
El baño estaba a mano derecha y el vestidor en la dirección contraria. Lo que más llamaba la atención era la cama por su tamaño, no pudo evitar lanzarse a ella. No había tenido un viaje largo, pero teniendo en cuenta que llevaba todo el día en el hospital y las prisas de empacar sus cosas, habían terminado con su energía. Aún con todo eso, no podía dormirse todavía, debía recibir al niño. Miró el reloj, eran las 23:00 pm. ¿Una cita en el médico? ¿A esta hora? Le parecía bastante extraño.
Transcurrieron alrededor de veinte minutos, los cuales pasó admirando las vistas por el ventanal, desde esa posición el jardín poseía una magnitud mayor, tanto que no parecía tener fin. Dio un salto en su lugar al oír unos leves golpecitos en la puerta, no tardó en ir a abrir, era Olivia, si no recordaba mal, la ama de llaves, una señora de mediana edad muy amable.
–Buenas noches, Srta. Quería informarle de la llegada del pequeño.copy right hot novel pub