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Destino Inevitable

XI. ¿Segura?

Aurore se despertó con un fuerte dolor de cabeza y mareos, había pasado una noche horrible, estuvo llorando hasta la madrugada, se quedó dormida del cansancio y el abatimiento. Vió la hora, eran las 6:30 am, había dormido 4 horas, después de un profundo deseo de no salir de esa cama se levantó hacia el baño, estuvo un tiempo prolongado en la espuma, se enjuagó y pasó al lavado para cepillarse los dientes, mientras lo hacía se observó en el espejo, sus ojos azul claro seguían rojos, ni hablar de sus ojeras. Al igual que su estado de ánimo, se vistió totalmente de negro, no tenía ganas de arreglarse, se puso una camiseta de manga larga negra junto con unos vaqueros negros dándole un toque al look con un cinturón ceñido a su cintura. Unos botines del mismo color, dejó su cabello suelto haciéndose unas pequeñas ondulaciones en las puntas, se hizo un maquilaje sencillo y lo seyó con un pintalabios mate rojo intenso.

Salió de su habitación, bajando las escaleras vió entrando a la mansión a esa mujer por desgracia, la tía de Alessandro. Estaba encaminándose para llegar a la cocina, pero la señora la llamó.

–Un momento, venga aquí.

Fue hacia a ella, estaba segura que la atacaría de nuevo.

–Buenos días, dígame.

–¿Qué quiere con mi sobrino?

Aurore suspiró exasperada. Iba a empezar de nuevo, pensó Aurore.

–Señora le quiero dejar claro que entre su sobrino y yo no hay nada, él es mi jefe y yo su empleada. No hay nada más. –Entonó las últimas palabras para dejarlo más claro que el agua.

–Mire mosquitamuerta quítese la máscara, yo sé perfectamente qué es lo que quiere, y le aseguro que no lo va a conseguir, me conozco muy bien a las mujeres como usted.

A Aurore le parecía alucinante lo que esa mujer le estaba diciendo. Hizo un gran esfuerzo para controlarse.

–No le permito que me ofenda señora, en ningún momento le di motivos para que pensara eso de mí. Así que le pido que me respete como lo hago yo con todos ustedes.

–Claro que no, ¿no es motivo suficientemente ver cómo ese hombre y usted se revolcaban en mitad del jardín?

–Usted malinterpretó todo, ese hombre..

Se carcajeó a lo grande.

–Deje de hacerse la inocente haga el favor, no le queda. –La interrumpió.

–Esta conversación no tiene ningún tipo de sentido, no sé con qué clase de mujeres se juntó, ni qué le hicieron para pensar así de nosotras.

Aurore vió cómo la mujer se alteraba al decirle esto último.

–¡A usted no le incumbe eso en lo absoluto! –Gritó enfurecida.

–No me grite, no dije nada malo, es obvio que odia a las demás mujeres por algo en especial...

No la dejó terminar cuando de repente le suelta una tremenda cachetada. Tan fuerte que se oyó en todo el hall, Olivia salió espantada de la cocina por el escándalo.

–¡Eso es para que aprenda quién es la dueña y señora de esta casa! ¡Usted no es más que una sirvienta!

Aurore se sujetaba la mejilla adolorida con la mano, sus ojos detonaban furia e impotencia, no soportaría ninguna humillación más. La miró fijamente unos segundos y le devolvió la bofetada de la misma forma.

–¡Y esto señora, es para que aprenda a respetar a los demás!

La mujer quedó atónita, no se esperaba para nada que hiciera eso. Olivia que había visto todo, se aproximó rápidamente, parecían querer matarse.

–¡¿Cómo se atreve maldita pobretona?! ¡Ya verá, le diré a Alessandro que la despida ahora mismo! ¡Igualada!

–Haga lo que quiera señora, no le tengo miedo a su sobrino ni mucho menos a usted.

Histérica intentó golpear de nuevo a Aurore pero una mano se lo impidió, Aurore ascendió su vista hacia ese hombre tan atractivo y seductor, en el fondo de toda esa situación le dolía que pensara eso de ella, y no entendía el por qué, fue él quien la llevó a esos extremos y la separó de su madre, jamás habría sido capaz de pegarle a nadie y mucho menos a una señora de esa edad, y lo hizo, se sentía horrible por haberlo hecho pero no dejaría que la humillaran ni una vez más.

–¿Qué es este escándalo? –Preguntó Alessandro viendo el rostro enrojecido de Aurore por la cachetada.

–Alessandro querido, ¡esta mujer se atrevió a ponerme la mano encima!

Aurore estaba callada, daba lo mismo hablar y explicar las cosas, total si Alessandro no la creería, al pensarlo se le oprimió el pecho.

–¿Es eso cierto? —Seguia mirando a Aurore.

–¿No ves Alessandro? No puede ni hablar.

–Tía haz silencio. ¿No responderá nada? –Preguntó alzando las cejas.

–¿Y de qué vale hablar cuando no creen en ti?

—No responda con otra pregunta. –Alessandro se empezó a impacientar.

Aurore estaba harta de toda esa situación, solo quería volver a vivir su vida normal. No tenía por qué soportar nada de eso.

–Me parece absurda toda esta situación, no vale mi palabra para usted, jamás me creerá, así que, ¿sabe qué señor Alessandro? Piense lo que quiera. –Lo miró fijamente–.copy right hot novel pub

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