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Destino Inevitable

XVI. Indiferencia.

Al día siguiente, Florentino y Aurore ya se habían levantado y alistado para desayunar, cuando terminaron y estaban dispuestos a salir del comedor, Alessandro entró. Aurore intentaba no verlo, después de lo que escuchó la noche anterior quería estar lo más alejada de él y si podía ni dirigirle la mirada.

–Prepare varias maletas para Florentino y usted, ropa y demás, todo lo necesario. –Ordenó mientras buscaba sus ojos, era obvio que lo estaba evitando.

–¿Para qué lo necesita?–Preguntó sin mirarlo.

–¿Florentino puedes ir a tu habitación? Tu niñera ahora te acompaña.

El pequeño asintió saliendo de la estancia. Aurore que tenía la vista en cualquier sitio menos en él, notó por su campo visual cómo Alessandro se acercaba, de repente la agarró por la barbilla obligándola a mirarlo.

–¿Por qué no me mira al hablarme? –Estaba serio.

–No sé de qué me habla, ¿podría dejar de tocarme? –Dijo con el mismo tono.

Alessando retiró su mano, entrecerrando los ojos, como analizándola.

–No se preocupe, tampoco me provoca hacerlo.

Esta vez si lo vió fijamente.

–¿No me escuchó? Haga las maletas que le pedí, mañana iremos en un viaje.

Aurore se espantó al escucharlo, no podía salir del país, ¿y si le pasaba algo a su mamá?

–¿Un...viaje?–Preguntó confundida.

–Sí.

–¿A dónde?

–No tiene por qué saberlo. Sólo haga lo que le ordeno.

–¿Piensa que soy una cosa que puede traer y llevar? Al menos dígame a dónde vamos. –Dijo enojada.

–Y, ¿no lo es? Tiene un contrato conmigo, en el cual yo la manejo a mi antojo. ¿No se considera una cosa?

Aurore aguantó las ganas de insultarlo, era un miserable al igual que Jake.

–¿Y no habrá sido usted el traicionero?

Alessandro achinó los ojos.

–¿Qué quiere decir?

–Usted pudo haber hecho el plan con mi padrastro. –Suspiró hondo.

–No sea boba, hágame el favor. ¿Qué necesidad tengo de hacer eso? Puedo contratar a la niñera que quiera. No intente cambiar los papeles.

–¿Cree que fui yo? ¿Piensa que soy tan estúpida para meterme a la boca del lobo? –Vió como sus facciones cambiaban con lo último que dijo.

–No vuelva a repetir eso –Era una advertencia por el tono de su voz.

–Que no repita... –No le dió tiempo a terminar cuando la agarró del brazo.

–No soy persona de repetir las cosas, haga las maletas y deje de hacer preguntas incoherentes.

–No voy a ningún lugar sino me dice a dónde vamos. Yo si se lo repito, ¡no soy una cosa!

Alessando la vió desafiante, y una pregunta rodó por su cabeza.

–¿No planeó todo esto con su padrastro?

–Por supuesto que no. –Lo miró fijamente con rabia. –Suélteme...

–¿Tiene padres?

–¿A qué viene esa pregunta?

–Responda.

–Tengo a mi madre, mi padre falleció hace años. –Respondió intentando librarse de su agarre.

–¿Hace cuántos?

Aurore resopló ante su insistencia.

–Hace 8 años.

Vió como la miraba con curiosidad.

–¿Era de aquí?

–No, era italiano...¿a qué viene todo este interrogatorio?

Él la soltó por fin, ordenándole que hiciera la tarea como se lo ordenó, Aurore subió a la habitación de Florentino, hizo dos maletas, ese idiota no le había dicho nada y no sabía si en su destino habría frío. Introdujo en su maleta ropa abrigada por si acaso, y todo lo necesario. Arregló la suya también. El día pasó bastante rápido, hacía mal tiempo, los empleados ya habían vuelto y como no era de extrañarse se enteraron de lo ocurrido.

Alessandro, salió de la mansión en dirección a la empresa, después de la contestación de Aurore quedó bastante pensativo, se juró a sí mismo no pensarla más, ni siquiera acercársele. La trataría de forma indiferente como si nada hubiera pasado. Total...era una mujer más, no hace la diferencia para Alessandro, ninguna llegaría a cambiar nada en su vida y mucho menos su forma de pensar. Las mujeres para él siempre serían iguales, igual de interesadas y aprovechadas. Él jamás sería un hombre de una sóla mujer, ninguna sería suficiente para tener ese privilegio. Pero quería saber más sobre ella, algo lo impulsaba a querer conocerla. Al llegar a la enorme empresa de 50 pisos totalmente cubierta de cristal transparente entró dirigiéndose hacia su ascensor privado, automáticamente todas las miradas estaban sobre él, cuando entró a su despacho, Francesco se encontraba ahí sentado en uno de los sillones con numerosos papeles esparcidos sobre la mesa.

–Buenos días –Dijo sacándolo de su trabajo.

–Buenos días, Alessandro. Te estaba esperando desde hace rato, quería ver unos documentos e informarte de las nuevas solicitudes de varios socios, están locos por hacer una colaboración contigo después del último lanzamiento de los productos.

–Déjamelos sobre la mesa, los tendré listos hoy mismo, mañana viajo a Francia. ¿Hiciste lo que te pedí?

–Sí, la reserva ya está lista. Pensaste bien en decidir llevarte a Florentino y tu amada contigo.

–¿Mi amada? ¿Vas a seguir con esa estupidez?

–No es ninguna estupidez, a mi no me engañas. Pero allá tú si quieres seguir negándolo.

Después de unos minutos revisando algunos papeles Alessando alzó la vista hacia el rubio que seguía concentrado.

–Francesco, necesito que hagas una investigación profunda sobre alguien.

–Sí, dime–Dijo sin quitar la vista de su trabajo.

–Es sobre la niñera de Florentino, quiero una descripción exhaustiva sobre esa mujer. –Alessandro vió cómo una sonrisa burlona aparició en el rostro de su amigo–. No empieces, ¿quieres?

–Y, ¿puedo saber para qué necesitas esa información? –Preguntó intentando aguantarse la risa.

–Es una mujer extraña, quiero conocer de su vida sin más.

–¿Extraña por qué? ¿Por qué no es como las demás?

–Es igual que todas, no sé qué le viste.–Dijo apoyándose sobre el respaldo de su silla.

–No es para nada igual a todas, supongo que no te hizo caso y por eso estás así de quemado.

Alessando lo fulminó con la mirada.

–Ahora lo entiendo...–Susurró Francesco, mientras ordenaba los papeles sin dejar de mirarlo–. No te hizo caso, la primera mujer en decirle que no al gran mujeriego Alessandro Ferrari.

–Deja de decir insensateces y haz lo que te digo.copy right hot novel pub

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