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Destino Inevitable

LXXIX. Carnada.

–No lo haré. –Ver su cara de confusión provocó una infinita satisfacción en él–. ¿Y sabes por qué, querida tía?

Notó que se petrificó sin poder gesticular una sóla palabra.

–Porque implorarás infinitas veces durante cada segundo en aquella cárcel que te mate.

–Perdóname... –Dijo con la voz distorsionada por una mezcla de miedo y llanto–. Haré todo lo que me pidas, pero atórgame tu perdón.

–Te espera algo mucho mejor en ese lugar que mi perdón.

–¿Qué? –Preguntó tartamudeando.

–¿Te suena el nombre de Evelyn? –Divisó nuevas lágrimas mojar su rostro mientras agachaba la cabeza lamentándose–. Por supuesto que sabes quién es, me imagino que no olvidarás a la socia que tuviste con el objetivo de crear aquel burdel, también formó parte de varios de tus trabajos, la misma que fue estafada y engañada por ti para terminar encerrada en la cárcel hace varios años. Es algo que no se olvida por más oscura que sea tu alma. –Sonrió sin dejar de observarla–. Bien, pues me alegra darte la noticia de que te estará esperando con los brazos abiertos dándote una inolvidable bienvenida, y como sé que los lazos de su amistad son tan fuertes me encargué personalmente de que a partir de tu llegada compartieran la misma celda. También hablé personalmente con ella para pedirle que su trato hacia ti sea de lo más cariñoso, deberías haber visto su rostro de felicidad al enterarse que en breves la acompañarás, te extraña infinitamente, ¿sabías?

–Ten piedad, Alessandro…

–Piedad…–Clavó su mirada en la suya mientras su mandíbula se tensaba–. En mi vocabulario esa palabra no existe con seres como tú.

–Hice mucho daño, lo sé…–Buscó una minúscula pizca de compasión en aquellos ojos fríos, pero no encontró más nada que resentimiento y odio–. Todavía puedo cambiar, quiero encontrar a mi hija, ha pasado mucho tiempo, desearía verla una última vez y remediar mis errores. También contigo, y con todos a los que les causé daño.

–Está hablando el terror, no tú.

–¡No! ¡Te juro que no es así, quiero corregir de alguna forma todo el mal que hice!

–¿Realmente piensas que creeré en tus juramentos? –Paró en frente de ella, hubo un largo silencio–. ¿Sabes cuál es una de mis reglas?

–Sobrino, por favor...

–No tocar a las mujeres, podré ser un asesino, pero no una maldita escoria como Aurelio o los muchos hombres con los cuales te confabulaste. No te tocaré, pero tengo otras maneras de hacerte pagar.

–¡Pues prefiero que me mates a pisar la cárcel! –Exclamó con todas sus fuerzas con rabia–. ¡Mátame!

–Veremos si piensas lo mismo después de lo que pasará. Quiero que me grites a la cara del mismo modo en el que lo estás haciendo cuando presencies el conmovedor espectáculo de esta noche. ¿Pensaste que no me despediría de ti como un buen sobrino antes de irte? Te tengo preparado un regalo que jamás olvidarás. –Llevó su dedo índice a la cabeza mirándola con fijeza–. Se quedará grabado en tu mente como una mancha que nunca podrás borrar.

–¿Q-qué vas a hacer?

Pasó de largo ante su pregunta para continuar hablando.

–Pensé que el plan era escapar hacia otro país después de haber asesinado a Rose. –Ella negó rápidamente haciendo aún más visible sus nervios.

–Eso no es cierto, llevo tiempo queriendo encontrar a Alessia.

–¿Crees que olvidó lo que le hiciste? Ser vendida por tu propia madre no es algo fácil de perdonar. Además, para mentir se necesita buena memoria, ¿cómo la buscarías si la justicia te está persiguiendo? Tienen tus huellas en el cadáver, al igual que las de este malnacido. Sé sincera una vez en tu repugnante vida y confiesa que querías escapar del país con el dinero que te iba a dar Osvaldo por secuestrar a Aurore. –El largo silencio que se asentó en el lugar lo impacientó terriblemente, sabiendo que no hacían más que confirmar lo evidente, el que calla otorga. Tomó una silla cercana para dejarla a una corta distancia de ellos, podía percibir cómo seguían cada uno de sus pasos con temor. Se sentó mientras miraba su reloj, y suspiró levemente al darse cuenta de que estaba tardando más de lo planeado. Elevó la vista fijándola en Jake-. Te veo muy callado, ¿no estás cómodo?

–Sabía que escapar de ti era imposible. —Quería hacerle pensar que no le temía, pero su voz lo traicionaba–.copy right hot novel pub

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