Segundos después Florentino apareció en compañía de Alessandro, al verla su ira crecía.
–¿Dónde está?–Preguntó agitado como si hubiera corrido demasiado.
–S-salió por esa puerta. –Dijo con la voz temblorosa mientras lloraba.
Alessandro rápidamente tomó su teléfono y llamó a los de seguridad.
–¡QUIERO A TODOS VIGILANDO LA ZONA, MALDITA SEA! ¡QUE NADIE SALGA NI ENTRE! ¿ASÍ ES COMO TRABAJAN, INSERVIBLES? Colgó maldiciendo, pero su malestar desapareció poco a poco al verla ahí, llorando desconsoladamente en el suelo, era obvio que la habían agredido, Florentino la abrazaba intentando calmarla.
–¿Se encuentra bien? –Preguntó Alessandro, ella sin responder seguía temblando–. Florentino vete a tu cuarto y enciérrate con llave hasta que yo vaya, ¿entendido?
–Pero tío...
–Pero nada, haz lo que te digo ahora mismo. –Dijo con voz firme.
El pequeño hizo caso y salió del lugar cabizbajo. La mirada de él se posó de nuevo en ella, Aurore seguía consternada, como en trance.
–Vamos, levántese. –Dijo sujetándola por el brazo suavemente. Pero ella no pudo levantarse, le dolía horrible el cuerpo por la caída y el brazo.
–No puedo...–susurró viéndolo a los ojos, aguantaba las ganas de llorar, él la miró de una forma distinta.
Alessandro sin previo aviso la elevó en sus brazos, seguido de un quejido profundo de Aurore.
–¿Qué pasa? ¿Qué le duele? –Preguntó preocupado a unos centímetros de su rostro.
–Me duele un poco el brazo. –Su voz era débil, como si las palabras salieran forzadas de su garganta.
Él se quedó mirándola mientras ella cerraba los ojos adolorida, se veía tan frágil en sus brazos...como si a la mínima cosa se desvaneciera entre ellos. Caminó hasta llegar a uno de los salones, la recostó en el sofá, ella no paraba de temblar.
–¿Tiene frío?–Preguntó sentándose al lado suyo.
–No, no tengo frío. –Respondió con más volumen en su voz, había parado de llorar pero todavía seguía en trance. –Cuando estoy asustada tiemblo...
–¿Y qué hace cuando le ocurre?–Preguntó curioso, carraspeo antes de seguir hablando –. Quiero decir, ¿cómo lo detiene?
Aurore dudó en responder.
–Sólo se detiene cuando...me abrazan. –Respondió bajando la voz. Él la vió con esa mirada otra vez, era diferente, podría describirla como ¿una mirada tierna? O podrían ser alucinaciones suyas, con lo que acababa de vivir ya no estaba segura de nada.
–Entonces le daré un abrazo. –Antes de que Aurore pudiera responder él se acercó hasta sentarse junto a ella, sujetándola firmemente por la cintura la abrazó fuertemente, él depositó su rostro en su cuello oliendo su perfume mientras ella cerraba los ojos abrazándolo también. Incluso podían escuchar sus respiraciones entrecortadas, estuvieron así un largo tiempo, Aurore se sorprendió cuando dejó de temblar, se sentía tan bien en sus brazos, como si nada ni nadie pudiera causarle ningún daño, ella se alejó un poco de él dejándo de abrazarlo. Sus rostros estaban sólo a unos centímetros.
–¿Funcionó? –Preguntó él con una voz seductora.
–S-sí...muchas gracias, sr Alessandro.
–Bueno, ocupémonos de su labio. –Terminó diciendo para desparecer del lugar y volver con un botiquín. Se sentó de nuevo, esta vez no tan cerca. Agarró un poco de algodón y alcohol para limpiar y desinfectar la herida. Aurore achinó los ojos con un quejido ahogado–. No se preocupe, ese miserable pagará por lo que hizo, tiene que ayudarme a encontrarlo, debe decirme con lujo y detalles todo lo que sucedió, ¿de acuerdo?
Aurore sin poder responder debido a que Alessandro se ocupaba de su labio lastimado solo pudo asentir mientras lo observaba, se veía tan atractivo y galán con ese traje, su cabello perfectamente peinado, sus ojos color avellana eran fascinantes y enigmáticos. Parecía un magnetismo, su trato hacia ella cuidándola la trastornaba, no sabía qué pensar. Mientras ella seguía admirándolo, Alessando unió su mirada con la suya de repente, él reprimió una sonrisa cuando la vió observándolo con tanto esmero, ella de inmediato apartó su vista avergonzada, un rubor surgió en sus mejillas y nariz, ahora era Alessandro el que no podía apartar la vista de ella, se veía hermosa y frágil, sus labios rojos que a pesar de haber sido lastimados eran sensuales y apetecibles, ese rubor lo volvía loco, hacía que perdiera los estribos, aquellos ojos color zafiro que lo embrujadan pero eran melancólicos, de hecho siempre lo eran, Alessandro frunció el ceño cuando cayó en cuenta.
–¿Por qué tiene esa mirada siempre? –Preguntó serio viéndola fijamente, algo que puso muy nerviosa a Aurore, ella vió a varios lugares antes de posar la vista en sus ojos.
–¿A qué se refiere?–Preguntó confundida.
–Sus ojos, son tristes en todo momento.
–Bueno..copy right hot novel pub