Capítulo 563
Pero hay errores que, una vez cometidos, son irreparables, ¡y más aún si son errores tan graves como ese!
Lamberto mantuvo su expresión imperturbable, sin mostrar ni un indicio de ceder.
“Bianca, no te esíuerces más en convencerme, mi decisión está tomada. No te quedarás sin padres, sigues siendo mi hija, pero tu madre y yo definitivamente no podemos seguir siendo pareja en esta vida.”
Esa noche, Lamberto fue llevado al hospital y decidió quedarse allí, pues estaba decidido a no querer regresar.
Como había dicho antes, la mansión de él y Melisa ya no era su hogar, quizás nunca lo había sido. Al salir del hospital, fue directamente a la Casa Navarro, pidió a los sirvientes que le prepararan una habitación de huéspedes y se instaló alli, demostrando su firme resolución de divorciarse.
Levantando la vista, Lamberto vio a Violeta parada en la puerta del salón y le habló con una voz cálida: “¡Violeta, llegaste!”
“Padre…” Violeta asintió y entró.
Lamberto ya no regresaba a casa. Incluso había ordenado que le trajeran todas sus pertenencias, determinado a divorciarse de Melisa. Bianca no podía hacer más que visitarlo de vez en cuando, intentando convencerlo de cambiar de opinión, sin éxito hasta el momento.
Al ver que Lamberto seguía firme en su postura, Bianca miró a Violeta que acababa de entrar y, resignada, se levantó diciendo: “Subiré a ver a abuelo.”
Lamberto conocía bien los deseos de su hija, pero no hizo nada para detenerla y asintió: “Sí, ve.”
Bianca se enjugó las lágrimas silenciosas y salió de la sala. Justo en ese momento, Violeta entró. Ambas se cruzaron, una entrando y la otra saliendo, y coincidieron en un breve contacto visual.
Violeta sintió un escalofrío en lo más profundo de su corazón, y sus manos colgando a los lados de su cuerpo se apretaron inconscientemente.
Normalmente, Bianca siempre estaba sonriente, mostrando sus hoyuelos y manteniendo una elegancia en su actitud, ocultando bien sus emociones. Pero esta era la primera vez que Violeta veía un odio tan palpable en sus ojos, breve pero intensamente sentido.
Ese odio parecía reprocharle: ¡no solo le había quitado su prometido, sino también a su padre, y ahora su familia estaba destrozada!
Pero Violeta era transparente en su corazón y no sentía temor.
Después de cruzarse rápidamente, Bianca subió al segundo piso, y Violeta se sentó al lado de Lamberto, preguntándole con preocupación: “Papá, ¿cómo te has sentido estos días?”
“No te preocupes, estoy bien. Por tu madre, estaré bien”, dijo Lamberto con un asentimiento, tranquilizándola.copy right hot novel pub