Capítulo 568
Colgó el teléfono, y Violeta aún sentía una tristeza por los enredos amorosos de su mejor amiga y Antonio.
Quizás ellos mismos, estando tan inmersos en su situación, no se daban cuenta, pero como observadora externa, ella podía sentir que aún no habían dejado ir del todo ese sentimiento mutuo. A pesar de que había amor, no podían volver a estar juntos; tal vez las heridas en sus corazones eran demasiado profundas para acercarse de nuevo…
En ese momento, un suspiro se le escapó de los labios, y su cabello fue acariciado por una mano seca y cálida.
Violeta giró la cabeza y vio que Rafael, que había estado tan concentrado en encontrar el nombre perfecto para su futura hija, había cerrado el diccionario y en la hoja frente a él, había un nombre rodeado con un círculo.
Al ver esto, Violeta preguntó con alegría, “¿Rafael, ya encontraste el nombre?”
Ella había dejado el asunto de los nombres completamente en sus manos; con lo emocionado que estaba por la llegada de su niña, no necesitaba preocuparse en absoluto por ese asunto.
“Uh-huh,” dijo Rafael con una sonrisa.
“¿Cómo se va a llamar? ¡Déjame ver!”
Curiosa, Violeta se inclinó hacia adelante para tomar el papel en sus manos, y bajo la luz de la lámpara leyó con voz suave, “¿Freya? ¿Freya Castillo?”
“Sí,” respondió Rafael, su sonrisa creciendo aún más.
Violeta repitió el nombre varias veces en su mente, sus ojos brillando mientras miraba a Rafael, “¿Por qué le pondremos Freya?”
“Vivi, adivina,” dijo Rafael emocionado, entrelazando sus dedos en su cabello y mirándola con interés.
Violeta rodó los ojos internamente, pensando que era un poco infantil jugar a esos juegos de adivinanzas que los niños pequeños juegan en la guardería, pero al verlo tan animado, su corazón se suavizó y comenzó a pensar en serio.
Después de un momento, parpadeó y preguntó, “Uh… ¿Será que es el nombre de tu bisabuela?”
Reflexionó y llegó a la conclusión de que solo podía ser esa la interpretación obvia. Después de cuatro años de separación, finalmente habían vuelto a estar juntos, y su hija sería el símbolo de su amor, que había superado tantos obstáculos.
“¡No es eso!” dijo Rafael, su sonrisa desapareciendo por un momento.
Miró hacia fuera, a través de la cortina, la noche cubierta de un azul profundo como terciopelo. Era el día quince del calendario lunar, una rara luna llena colgaba en el cielo, y su luz parecía reflejarse como en un espejo.
Su mano se deslizó suavemente debajo de la camisola de ella, reposando sobre su abdomen abultado. Con una voz sosegada y tierna, expresó: “Porque con ella, la pequeña diosa, nuestra familia estará tan completa como la luna llena en el cielo.”
Violeta se quedó sin palabras, sorprendida por el significado detrás del nombre.
Tener un hijo, una hija y la compañía de un amor hasta viejos era, sin duda, una vida plena.
Al repetir el nombre en su mente, la térnura en su corazón parecía desbordar. Apoyó su cara en su pecho y mirándolo con adoración y devoción dijo, “Es un nombre hermoso…”
La sinceridad en su elogio llenó de placer a Rafael, y su ceja se arqueó con orgullo.copy right hot novel pub