Capitulo 654
La fuerza de sus manos se soltó de repente.
Capítulo 654
Antonio la soltó y con una voz grave que sobrepasó la de ella le dijo, “Estabas sufriendo de un caso grave de ahogamiento. El agua del lago había sido tratada químicamente, lo que te ha causado una infección en tus pulmones y algo de fiebre. Pero por suerte, la infección es leve, ya te hemos administrado un antibiótico. Necesitarás quedarte en observación durante tres días y si no se presenta edema pulmonar o neumonía, entonces podrás ser dada de alta!”
“Entendido… Marisol mordió su labio.
Antonio desvió la mirada hacía su rostro y de repente le dijo, “Marisol, ¿eres idiota?”
“¿Qué dijiste?” Marisol abrió los ojos de par en par, pensando que había escuchado mal.
Mirándolo incrédula, vio que su expresión no había cambiado, pero había un frío destello en sus ojos.
¿Acaso no lo eres? ¿Por un collar roto vale la pena arriesgar tu vida saltando al lago? ¿Sabes lo profundo que es ese lago para que te atrevas a saltar? Creo que no solo tus pulmones se llenaron de agua, sino también tu cabeza,“
Los ojos de Antonio se entrecerraron y un destello de furia cruzó su rostro al recordarla cuidando a su exnovio en el hospital. La furia brotó de su interior, haciendo que su sien palpitara y su voz se volviera más fría y más profunda, “¿Ese collar que te dio tu exnovio aun así lo atesoras como si fuera algo precioso? ¿No es eso estúpido?”
Marisol, al escuchar eso, se indignó y quiso levantarse, pero cuando escuchó lo que vino después, le replicó imitada, *¿Quién dijo que fue mi exnovio quien me lo dio…?”
*No fue tu exnovio? Antonio evidentemente se sorprendió.
*No fue é!!” Una voz de mujer interrumpió suavemente desde un lado.
Gisela, temiendo que pudiera surgir una pelea entre ellos, rápidamente intervino, “El colgante de plata fue hecho a mano por su padre y el collar fue comprado por su madre. Fue un regalo de cumpleaños que le dieron cuando cumplió cinco años.”
Aunque Gisela y Marisol no habían sido compañeras de trabajo por mucho tiempo, sus personalidades y temperamentos eran muy similares, por lo que se conocían bastante bien.
La sorpresa se reflejó en el rostro de Antonio y la furia que había sentido se disipó en un instante.
Así que había malinterpretado a Marisol.
Con un nuevo brillo en la mirada, Antonio sonrió levemente, “¿Es así?
“Por supuesto!” Marisol lo míró de reojo.
Si el collar hubiera sido un regalo de Rodrigo, ella no habría estado tan preocupada después de perderlo en Cartagena, y mucho menos se habría arriesgado a saltar al lago. Eso sí que habría sido tener agua en el cerebro.
Gisela, mirando hacia la ventana, tomó su mano y le dijo, “Marisol, ahora que te has despertado, me siento más tranquila. Voy a devolver el equipo al canal, Pedí un día libre para acompañarte. Mañana después del trabajo vendré a
verte.”
*Está bien, ten cuidado, le respondió Marisol con un gesto.copy right hot novel pub