Capítulo veintitrés
Ciertamente no sé que es peor, que todos los humanos vivan una mentira rutinaria o que existan seres de este tipo.
Escucho un ruido de cristales chocando y observo que el mismo vampiro que me hace llamar su tua cantante está intacto, sin ningún rasguño.
Sonríe irónico —Saben cual es la gracia de matar a un vampiro, que tengan que incinerar su cuerpo, mi trabajo ha terminado aquí —hace una pequeña reverencia hacia mí —muñeca —siento como una ráfaga de frío me envuelve —perdón, pero necesitaba mi camisa, aunque ahora huela a perro, pero con solo tener tu aroma me calma —mira a los otros lobos listos para atacar y cuando uno gris se abalanza contra él este se mueve tan rápido que lo vemos al final de los árboles caídos y luego desaparecer.
Ahora que se supone que hago con mi vida y con esto que estoy observando.
Nunca pensé en todo lo que podía llegar a desencadenar mi mente por husmear y ahora me encuentro totalmente segura de que los vampiros y lobos existen.
Observo como los demás solo se quedan mirándome —¡¿Ustedes se van a quedar ahí o es que me van a decir que no son humanos?! dudo mucho que un lobo normal tenga ese tamaño —bajan la cabeza —ayúdenme.
Quito la mirada de todos ellos para ver como Wade está en el suelo mal herido y sangrando, volteo a ver cada una de las personas que creí conocer y soy consciente de que parecían humanas, pero la realidad me golpea de frente.
Escudriño a cada uno desde extremo a extremo.
El señor Santiago y la señora que lo acompaño el primer día del concurso, el señor Andrews, Paola y su novio, Roberto, la señora que vi por primera vez en la casa de Wade, el padre de Wade y la madre, Emilie y su esposo, Matías y finalmente mi madre.
Mi madre...
—Bien, si se supone que él es su Alpha y es superior a ustedes, ¿por qué no lo ayudan? ¿se tienen que quedar parados como si el sentimiento de culpa se instalara en ustedes?
Matías camina en mi dirección y agarra a Wade en brazos —Roberto llama al doctor, dile que el Alpha está muy mal herido y que lo necesitamos urgente; Santiago, Isaac y Paola asegúrense de que el perímetro este limpio —me voltea a mirar—Andrews, prepara la camioneta, que la luna y el Alpha irán en ella; señor Fernando, puede ir con su familia en la Range Rover, Elizabeth —aprieto mi mandíbula —tú iras conmigo y el resto que se asegure de encontrar pistas y no dejar nada a los investigadores.
Matías empieza a caminar y todos empiezan a hacer la parte que les toca como una orden, mis ojos chocan con Elizabeth quien se va acercando a mí con ese característico miedo.
Me mentiste.
—Sara —dice con tono frágil —yo n...
La interrumpo —fuiste mi madre todo este tiempo y no obtuviste el valor y la fuerza para contarme algo tan importante para ti, yo pensé... En fin.
—Espera, espera a que te explique las cosas —dice rápidamente.
Alzo mi brazo en protesta —Estuviste todo este tiempo sabiéndolo y nunca me dijiste algo a pesar de todo lo que hemos vivido, madre —niego —eso me duele, porque indirectamente me dices que no confías en mí —baja la cabeza y veo sus mejillas llenas de lágrimas —Lo siento, vale, lo siento, pero ya no sé en quién confiar —muerdo mis labios sintiendo una presión en el pecho— éramos un equipo, pero, ¡¿cómo quieres que funcione este equipo si me ocultas las cosas?!
Me levanto de donde estoy, toda sucia y mugrienta sigo a Matías que me lleva mucha distancia. Mientras más recorro el extenso bosque para salir no puedo evitar soltar lágrimas de frustración y enojo hacia mí. Por mi culpa esto pasó, hasta hice llorar a mi madre, tal vez si no hubiese salido de casa esto nunca hubiese sucedido.
Llego al inicio donde entre por primera vez y veo a los costados tres autos: la prado, la Range Rover y un Jeep.
—Sabes que heriste a tu mamá, no es así.copy right hot novel pub