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El Chico Dhall ©

XX

Capítulo veinte

Pov Elián

Una maldita semana, ¡UNA! Y no he podido dejar de pensar en ella.

Ya he roto la regla de no mandarle mensajes a menos que ella lo haga y no hay respuesta alguna, la he buscado varias veces en el instituto y simplemente no la encuentro, he incluso llegado a visitar más de tres veces a Tatiana, creo que es así su nombre, solo para ver si veo su silueta aunque sea en la ventana y cada vez que paso todo está apagado.

Paso una mano por la cara y tomó el puente de mi nariz —Ya no sé qué voy a hacer para volverte a ver, Jexi Dornam.

Solo me hace falta tocar el timbre de su casa y preguntarle directamente a su padre o su madrastra por ella, y la verdad no sé qué voy a hacer.

Esa madrugada, justo cuando mis labios hicieron contacto con los suyos sentí, por primera vez, que si esa chica me hubiese dicho que me tirara de un puente para tenerla otra vez lo haría solo para volver a probar sus labios. Esos dulces y delicados labios de mi Julieta tropical.

Joder, y yo que nunca pensé llegar a esto.

Lo extraño es que te atraiga tanto y ella no sea tu mate.*

Ya lo sé, Ameth. Lo sé.

Como por arte de magia en mis labios se forma una sonrisa al recordarla saliendo con cuidado por su ventana hasta llegar al borde del techo y sentir su miedo presente.

Nunca imagine que saldría de verdad, pensé que me contestaría mal o algo así.

—¿y por qué no nos vamos a un lugar más privado? —la morena que tengo prácticamente encima sobre el sofá del antro ataca mi cuello y la hago a un lado para acomodarme mejor, mis ojos viajan a todas partes desde la sala para miembros exclusivos y en una esquina veo como Quero habla animadamente con mi hermano quien no despega ni un segundo sus ojos de los labios de ella.

Me levanto rápidamente. Lo siento hermanito, pero yo necesito de urgencia preguntarle algo a su mejor amiga.

Llego a la mesa y miro directamente a mi hermano menor —te quiero en la otra punta —le hago señas para que se largue y él alza una de sus cejas.

—¿Qué vas a hacer con ella? —pregunta totalmente serio.

—Eso no te incumbe, pero recién me largue puedes volver —me acerco —no haré nada de lo que estás pensando, tranquilo.

Yannick me observa con cizaña y se aleja lentamente hacia una de las mesas vacías del lugar, mis ojos dan con mi víctima y carraspeo para llamar su atención —Quero, voy a ser franco y quiero que me contestes con la verdad —remojo mis labios y veo en distintas direcciones —¿dónde está Jexi? —vuelvo a sus ojos y ella rueda los suyos.

—Ya ni la dejan vivir en paz por culpa tuya.

Junto mis cejas —¿de qué hablas?

—Cuando su padre la encontró contigo al día siguiente la castigo casi de por vida.copy right hot novel pub

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