Él era quién iba al mando, yo solo lo seguía. ¡Diablos! Besa tan bien. Sus labios sobre los míos hacen que todo en mí se encienda, que mi corazón lata a mil por hora; que mis piernas tiemblen y que no pueda mover mis manos para apartarlo. Una parte de mi quiere empujarlo contra la pared pero otra quiere apegarlo más a mí, y yo no puedo moverme.
Se detiene a mirarme a los ojos. No logro decir nada. Se inclina para darme otro beso pero antes, escuchamos aullidos provenientes del bosque. Eso hace que toda mi piel se estremezca. Miro por la ventana de mi cuarto. Esta vez no es sólo un aullido, son varios.
Kayler mira también por la ventana y frunce el ceño. Se aleja un poco de mí.
—Me tengo que ir. —murmura. Se dirige a mi mesita de noche y coge una foto mía, la había tomado el año pasado en una feria. —Y esto —me enseña la foto—Ahora es mío.
Reacciono.
—¿Qué? —inquiero. Él sale de mi habitación dejándome sola. Le sigo el paso, ¡Dios! No quiero que se vaya y menos con mi foto. —Yo no te la he regalado.
Antes de llegar a la puerta principal y tomar el pomo me voltea a ver.
—Ahora es mía —sonríe. —Te veo mañana, ahora tengo que hacer algo.
No quiero que se vaya, ¿porqué no quiero que se vaya?. Que confusión.
—Kayler, —lo llamo. El voltea a verme. ¿Le digo que no se vaya? Me siento más segura si estoy con él, además afuera hay lobos ¿no le dará miedo?. —Nada. Olvidalo.
Sonreí.
Me devolvió la sonrisa y se fue, dejándome sola. Me quedé viendo como se adentraba en su auto, lo encendía y arrancaba. No pude evitar sentirme vacía. Sin su calor, sin... ¡¿Qué estoy diciendo?!.
Sacudí mi cabeza para alejar esos pensamientos retorcidos y cerré la puerta. Inconscientemente puse mi mano sobre mis labios. Los lamí.
Me dio un beso. Él me dio un beso. Y lo peor es que me gustó.
No. No. No puedo sentir nada por él. Kayler es de esos chicos que te rompen el corazón y no quiero terminar con mi pobre corazón roto. De por sí ya lo han roto antes.
Me senté en el sofá a contemplar la luna. Recuerdo los aullidos. Lo lobos volvieron. Es raro: cuándo Kayler no estaba, no había ni rastro de los lobos; y ahora que volvió... Volvieron.copy right hot novel pub