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El sexy chico Alpha es mi mate (COMPLETA)

30

CALEB.

—Traidora, eso es lo que es. —golpeé la mesa en la que estaba el padre de Piper.

El pobre se suspendió y balbuceó palabras intendibles.

—E-ntiendela, está celosa. —sonrió, como restándole importancia.

Le di una mirada a Oliver, solo se encogió de hombros y hizo una seña para que nos vayamos. Teníamos que hacer algo más importante, hoy es la ceremonia de Greg, parte de nuestra manada, y teníamos que estar todos ahí, bajo la luna llena, en medio del bosque.

—Está bien, la voy a encontrar, —di media vuelta, pero lo miré—repecto a ti, ya resivirás noticias mías.

Y sin más, nos fuimos. Mientras íbamos en el camino traté de identificar el coche de Clarie en los alrededores pero no lo miraba, Katalina iba con ella, pensó que no la iba a ver, me preocupo por ella, más ahora que Piper traicionó a su manada y a nosotros, está suelta y va a agarrarla contra Katalina.

Tengo que estar con ella, algo me dice que me necesita en éstos momentos. Íbamos pasando por la preparatoria cuando miré el coche de Clarie estacionado allí, maldita sea, ¿qué harán en el colegio?.

—Creo que deberíamos parar. Algo me dice que están en problemas. —dijo Oliver.

Lo miré.

—¿También la sientes? —cuestioné, aparcándome a la par del coche de Clarie.

Asintió.

—Esperen aquí. —les dije a los chicos que venían en los asientos traseros y de inmediato me bajé junto con Oliver.

Algo no andaba bien, sentía el olor de Katalina, se fueron por la puerta trasera. Le hice una seña a Oliver que me siguiera, no le tenía que pedir que hiciera silencio, él ya sabe muy bien cómo es esto. Ya casi llegábamos a la puerta cuando, de repente, escuché el grito de Katalina. De inmediato me puse en alerta, seguía gritando, Dios, como si la estuvieran torturando.

Abrí la puerta de una patada.

No había nadie, los gritos venían de algún aula.

—Malditos, si tocan a Clarie no lo podré resistir, Caleb, me convertiré. —espetó.

—No. ¿Qué quieres? ¿perder a Clarie por no decirle la verdad? Katalina se pondría igual. —le dije. —Sabes que no necesitamos convertirnos para librarnos de ellos.

Subimos las escaleras y me asomé en el pasillo, los gritos seguían, mierda, ¿dónde están?. Caminamos a paso decidido por las aulas, hasta que los gritos se escuchaban más cerca. Estaban en el aula de Katalina.

—Aquí están. —le susurré a Oliver. Era hora de actuar.

Katalina seguía gritando.

—¡¿Ahora sabes lo que se siente, maldita?!—le gritó Piper. Cómo no lo supuse antes. Está loca.

—¡Eres una perra! —espetó Katalina, eso hizo enfurecer más a Piper y siguió haciéndole sea lo que sea que le esté haciendo, porque volvió a gritar.

A la mierda.

Empujé la puerta de un manotazo, haciendo que todos los presentes volvieran a ver y Katalina dejara de gritar. El rostro de Piper se puso rígido, al parecer no pensaba tenerme aquí.

—Suéltala. —escupí, estaba demasiado cabreado.

Rió.

—Como digas. —se puso de pie con las manos arriba, en señal de que se rendía.

Miré a Katalina tirada en el piso, con los ojos abiertos pero estaba inconciente, una lágrima solitaria bajaba por su mejilla.copy right hot novel pub

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