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En las manos del presidente

Capítulo 20

Edward se movía como si fuese un león enjaulado por toda la habitación. Su hermano sabía que había estado vigilándolo durante mucho tiempo. Debió de haberlo matado, pero no quería hacerlo hasta que las cosas estuvieran en su lugar por mucho tiempo.

Pero, ahora que su hermano sabía que estaba detrás de él, las cosas dieron un giro inesperado. Tenía que matar a su hermano de la misma forma en la cual lo hizo con sus padres hace más de quince años.

— ¿Cómo diablos Ian se enteró de que el maldito chofer nos decía hasta cuando iban al baño? — les preguntó a Camila y a Jessica.

— No lo sabemos, pero de algo estoy segura es que ellos tres traman algo... Leonard hoy me dijo que no se quedaría en la casa a dormir porque tenía algo que hacer con ellos.

— De seguro irán a ver esa omega ciega — murmuró Jessica, pensativa —. Ian ha cuidado muchos sus pasos con respecto a esa omega.

— Leonard tiene una amante — Edward miró a Camila y esta se sintió incómoda —. Y la que Zaid tenía ahora es su prometida.

— Leonard y yo tuvimos una discusión esta noche de la cual no quiero hablar — murmuró Camila —. Pero, Leonard no quiere saber nada de esa omega según escuche.

— ¿Qué discusión? — La tomó del mentón —. Habla ahora, Camila.

— Quería marcarme y no dejaré que lo haga — dijo, entre dientes —. No quiero tener una marca en el cuello de alguien que no me ama o que pretende hacer que todo esté bien...

— Dejarás que Leonard te haga esa marca y no es una pregunta es una maldita orden — la soltó con brusquedad.

— Sabes que tengo mi mate conmigo y con lo de hoy...

— ¿Qué mierda me estás diciendo? — preguntó, mirándola con el ceño fruncido —. No puedes tener un mate.

— No dejaré que Leonard me marque, Edward, sólo porque lo dices. Eso no tiene nada que ver con lo que le quieres hacer a tu hermano.

— ¡Claro que sí! — alzó los brazos al aire —. ¡Eres la única persona a la cual Ian deja pasar cada una de las cosas que le hago!

— En eso tiene razón — Jessica secundo —. Leonard está muy confiado contigo... ¿No será que eres tu quien le pasa información a ellos de nosotros?

— No seas estúpida, Jessica — escupió ella —. No porque Ian no te la meta no significa que yo tenga que andar de arrastrada con mi esposo.

— Ian y yo tenemos...

— Nada, lo sé. No tienes que decirme que tu vida sexual con tu esposo se fue a la mierda cuando supo que venías de un prostíbulo..., o sea, del mismo lugar en el cual sacó a esa omega quien se la tiene parada todo el tiempo — gruñó, enojada —. Al menos yo no salí de un lugar en el cual entre por mi propio pie.

— ¡Edward dile algo! — chilló, cuando escuchó la risa ahogada de Edward —. ¡Ella me está ofendiendo!

— Ella no ha dicho nada que sea mentira — se encogió de hombros —. Por lo tanto seguiremos con el plan que teníamos desde el principio, chicas. Tenemos que matar a alguien y ese alguien es Ian, pero antes tengo que encontrar al traidor que está del lado de mi hermano.

— ¿Qué tienes en mente? — preguntó Camila, moviéndose incómoda en la silla —, ¿Nos dirás?

— Aún no — caminó hacia la mesita de noche y tomó una copa de vino —. Solo tengo que pensar en algo y las cosas volverán a hacer como antes.

*****

En otro lado estaban Rachel y Carla haciéndoles preguntas a Valeria acerca de cómo se sentía estar en el ojo del huracán de la farándula de todo el mundo en un abrir y cerrar de ojos.

— Me siento como famosa — dramatizó, abriendo los brazos al aire —. Mi ropa es genial y ni hablar de las cosas que tengo ahora.

— Ya me imagino cómo te debes de sentir, Valeria — murmuró Rachel, con una pequeña sonrisa —. Han pasado ocho días y ni siquiera has venido por aquí a visitarme.

— No es porque no quiera venir a verlas — hizo un puchero —. Es que he tenido que ir a entrevista y también controlar a Zaid, no es fácil para mí tener que controlar las hormonas de Zaid.copy right hot novel pub

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