¿Una conciencia culpable?
La sonrisa en el rostro de Rubén fue lenta por un momento, como si pensara en algo, detuvo a una sirvienta que pasaba y le preguntó con frialdad, -Te pregunto, ¿a dónde fue la señorita todo el día?
Después de que la sirvienta fue detenida, ella se veía un poco confundida. Ella lo pensó y negó con la cabeza, -Señor Rubén, no sé a dónde fue la señorita hoy. Solo sé que estaba muy bien vestida cuando salió y estaba de buen humor. Estaba igual cuando ella regresó.
No sonaba nada raro.
Pero si no pasaba nada, ¿por qué ella se sentía culpable cuando ella lo veía? Después de decir algunas palabras, ¿volvió corriendo a la habitación?
Debería haber algo mal, el rostro de Rubén se puso serio, agitó la mano a la persona frente a él y la sirvienta se fue.
Rubén se quedó allí un rato y luego subió las escaleras.
Zoe se sentó frente al espejo de tocador para quitarse el maquillaje, preparándose para ir a bañarse, pero cuando escuchó que alguien llamaba a la puerta, dijo con impaciencia, -¿Quién?
-Zoe, soy yo.
La voz de Zoe sonó fuera de la puerta, y la expresión de Zoe cambió de inmediato, ¿Rubén? ¿Por qué vino en este momento?
-¿Es conveniente que entre?
-¡No, no! -gritó Zoe en pánico, luego agarró nerviosamente un peine y negó con la cabeza con fuerza.
No podía dejar entrar a su Rubén. Si él sabía que ella había ido a buscar a Simón, definitivamente la reprocharía de nuevo. Ella había planeado muchas cosas. ¿Qué pasaría con la intervención de Rubén?
Rubén, de pie fuera de la puerta, frunció aún más el ceño al escuchar la tensión y la confusión en sus palabras.
Parecía que su conjetura era correcta, sus delgados labios apretados con fuerza, su mirada gradualmente se volvía más fría.
¿Por qué su hermana siempre era tan desobediente? ¿Qué poder mágico tenía Simón para fascinarla así? Rubén se burló, -¿Por qué no me dejas entrar? ¿Tienes la conciencia culpable?
Zoe dijo, -Yo voy a bañarme.
En el siguiente segundo, Rubén abrió directamente la puerta de una patada. El movimiento brusco hizo que Zoe se levantara de la silla y lo mirara con asombro.
-Rubén…
Rubén la miró. Ella se había quitado la mitad del maquillaje y no estaba lista para bañarse. Al verlo entrar, Zoe entró en pánico.
-¿Qué estás haciendo con tanto pánico? -Rubén la miró fijamente y caminó hacia ella lentamente- ¿No vas a bañarte? ¿Qué te pasa? ¿Aún no te has quitado el maquillaje? ¿Necesitas que te ayude?
-¡No te acerques aquí! -¡Zoe de repente arrojó el peine en su mano hacia Rubén!
El peine era un peine de chica tan hermoso y exquisito, con muchos diamantes brillantes en él. Aunque no era lo suficientemente pesado como para matar a alguien, todavía podría provocar mucho dolor cuando golpeara el cuerpo.copy right hot novel pub