Modo oscuro
Idioma arrow_icon

Gea: Por siempre el deseo del alfa Eros.

Capitulo 23.

El cuerpo de Isa era reflejado por el espejo, tras ella estaba Gea. La humana que había sido causante de muchos problemas en el pasado.

—Joder —Murmuró viéndose. Aquella adolescente iba en su vida diez. Sabía que su hermana se podía sorprender por el hecho de haberse desecho de sus sentimientos tan rápido.

Su madre en aquella vida había muerto, pero había pasado por eso tantas veces que ya no tenía lágrimas para enfrentarlo.

La primera vez que reencarnó en el mundo humano se volvió loca por una semana, hasta que una bruja llegó ella, diciéndole que no la volvería a ver y que ella estaba ahí porque era la primera vez y así fue.

La segunda vez había desparecido de la faz de la tierra. Pero todas esas veces conoció su nombre.

La tercera vez llegó hasta su cometido, pero fué tarde, ya que Klaus había llegado y había tomado a la bruja.

La cuarta vez llegó a tiempo y aceptó que seguiría reencarnando.

La quinta vez se había cansado. Sus recuerdos llegaban a ella al ver un ser que era cercano a su cometido.

La sexta vez, la séptima, la octava, la novena habían sido tomadas de la misma forma.

Y la décima la cual era la actual estaba más que entusiasmada. Fué pareja de un ser sobrenatural y tenía muchas ganas de vivir por mucho tiempo.

Y eso implicaba destruir a Klaus lo cual pasó una vez... Una vez entre nueve y esta vez debía volverlo hacer, solo para poder darse la oportunidad de amar a alguien.

—¿Tienes algo que decirme? —Gea habló y Isa la vió a través del espejo.

—Tengo muchas cosas que decirte —Le dió el frente.

—Puedes empezar.

—Esa actitud que tienes, de ser buena, pero con gran carácter... Me gusta, ¿Sabes? Siempre fuiste tan silenciosa, tan reservada—Ambas se miraron atentamente.

—No conozco a esa Gea. Me disculpo. —Su voz había salido con sinceridad, pero también con cansancio.

—Maritza, Ana, Cristina, Amelia, Ámbar...—Isa la repasó con un sonrisa en sus labios.—Sia, María, Aida, Luisa y Gea.

Los ojos de Gea la fulminaron. Ese mecanismo de defensa que había levantando le estaba haciendo una mala jugada, quería negar todo el tiempo lo que le decía, pero... Tenía un poco de lógica, el haber sido abandonada a las afueras de la manada.

—¿Puedo confiar en tus palabras? —Aquél depósito de confianza no estaba de más, podía escuchar.

—El que quieras hacer eso depende de ti, Gea. Yo solo estoy aquí para evitar que todo se repita. —Aquellas palabras habían salido con evidente preocupación.

—¿Repetir? ¿Que se supone que se debe repetir? —La pregunta del millón había salido de sus labios.

—El amar a las personas incorrectas puede llevarte a la ruina, Gea. Tú y Analí han sido protagonistas de esa frase, ella por amar a un hombre maldito y tú por amar al hombre de la especie equivocada.

—¿Me estás diciendo que porque amo a Eros soy una mujer que caerá en ruina? —La ironía era el color de aquellas palabras.

—Tú sabes bien a quien me refiero. —Los ojos de Gea fueron hasta ella con rapidez.

—No sé que quiere decir con esas palabras, pero estás equivocada.

—Yo nunca he querido competir contra ti, Gea, pero creeme cuando te digo que daré cualquier cosa para estar con Xel.

—Yo no estoy enamorada de Xel, métete eso en la cabeza. Somos amigos, nos amamos sí, pero no de esa manera. Yo soy la mate de Eros y también soy su deseo, ¿Y sabes qué? Él también es mi deseo. El único.

—Ese deseo que tienes no es lo único que anhelas y por eso toda la mierda que estás soltando te caerá en la cara.

Una carcajada salió de los labios de Gea.

—Él es el hombre que amo y él es el hombre que se robó todo de mi. Deduce tú si hablo de dos personas o de solo una.copy right hot novel pub

Comentar / Informar problema del sitio