Santiago se quedó mirando hacia allí.
Un coche se detuvo junto a los heridos. El conductor había bajado y se quedó atónito junto al coche.
De forma un tanto reflexiva seguía explicando a la gente que le rodeaba.
Dijo que conducía normalmente. No sabía por qué el chico se abalanzó sobre él bruscamente.
También señaló el monitor y dijo que podían comprobarlo. Realmente no tenía ninguna responsabilidad.
Pero los demás no iban a escucharle ahora. Todos esperaban que llegara la ambulancia para llevar rápidamente a los heridos al hospital.
Santiago miraba fijamente al chico que estaba tirado en el suelo.
No reaccionó ni se movió. Era difícil ver si la lesión era grave o no.
Después de esperar un rato, los coches se movieron lentamente y la ambulancia se acercó.
El personal médico salió rápidamente del coche para comprobar el estado de los heridos.
Santiago vio la cara del herido cuando el personal médico lo trasladó a la camilla.
El trabajador médico le limpió la sangre de la cara.
Santiago frunció el ceño y sintió que había visto esa cara.
El niño fue llevado a la ambulancia y ésta se marchó rápidamente.
Había policías de tráfico para dirigir el tráfico.
Como muchos espectadores, Santiago se dio la vuelta y se dirigió hacia su coche.
Abrió la puerta y se inclinó para entrar. Entonces recordó quién era el herido que acababa de ver.
El chico se llamaba Ricardo.
Era el hermano de Lidia.
Como tenía un compromiso con Lidia, ya había conocido al chico. En aquella época, el chico era muy joven.
Santiago se detuvo un rato y luego subió a su coche. Cerró la puerta y esperó a que el coche de delante se alejara.
Su coche pasó junto al del accidente. Vio que la policía de tráfico seguía al lado del conductor del accidente e hizo unas simples preguntas.
Santiago miró el coche y se alejó.
Fue a reunirse con un cliente. No hablaron mucho tiempo.
Fue fácil hablar con el cliente. En cuanto se ultimaron muchos detalles, se completó este pedido.
Santiago no se quedó mucho tiempo con el cliente. Salió de la cafetería donde se encontraron con el pretexto de que tenía otro trabajo que hacer.
Se quedó en la puerta de la cafetería y pensó un rato. Finalmente, sacó su teléfono móvil y marcó a Lidia.
Lidia aún no sabía nada. Se sorprendió al recibir una llamada de Santiago. —Santiago, ¿qué pasa?
Santiago dijo:
—He visto un accidente de coche en el cruce hace un momento. Llama a Ricardo y pregúntale dónde está.
Sus palabras fueron muy claras. Lidia comprendió rápidamente.
Ella replicó con cierta reflexividad:
—No será él. Ricardo está en la escuela.
Santiago no estaba muy seguro de ello.copy right hot novel pub