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La Chica Dhall ©

40

Capítulo cuarenta

Pov Len

Su pequeño cuerpo me da la espalda con toda la confianza del mundo y detengo a Laia y Neal quienes avanzan hacia ella con paso decidido.

No lo hará... No entrará ahí.

No está tan loca de la mente, ¿cierto?

Su agitado corazón se tranquiliza y da un suspiro largo soltando su cuerpo, amarra su cabello completamente y de la nada sus pies corren hacia el fuego abrazador.

No, estaba equivocado, ella definitivamente está loca de la cabeza.

Precisamente eso es lo que nos enamoro de ella, y lo sabes.}

No estoy de humor, Hert.]

Mis brazos y cuello empiezan a arder por el dolor que está sintiendo Zuani y aprieto la mandíbula al verla en llamas sobre el suelo, dejo correr una brisa fría cerca para apagar partes de la ropa que carga puesta y se levanta aún con las olas de calor pegando directo sobre ella, camina cojeando hasta la puerta de la casa y siento una presión en el pecho cuando veo sus ojos grises mirarme con nostalgia.

Me enamoré de ti...

Leo sus labios y trago grueso dejando de sentirla cerca de mí.

No eres la única.

Pienso, pero no lo digo.

La mano de Laia se posa en mi hombro llamando mi atención y me giro hacia los demás quienes esperan órdenes directas de mis labios. Masajeo el puente de mi nariz —ya saben cual es el plan —hablo —todos resguarden sus vidas escondiéndose por el momento y atacaremos por la mañana cuando yo personalmente mande los cuerpos sin vida de nuestras infiltradas —el clan empieza a dispersarse en distintas direcciones y observo de reojo a Neal y Laia quienes me ven esperando un movimiento de mi parte para marcharnos y me giro hacia ellas sin pensármelo tanto —quiero que se vayan separadas, sin mí, yo estaré esperando a que ella salga con Lorena para darle fin a esto.

—Ni en broma, aquí no te dejo —Abigail se arrima a mi brazo y alzo una ceja molesto.

—Te he dicho que te vayas —me suelto de su agarre y dejo salir mis ojos rojos —ahora —digo entre dientes —¡AHORA! —grito y ambas se encogen en su lugar, retroceden sin contradecir mi decisión y se marchan lo más rápido que pueden en dirección al bosque.

La poca brisa de la noche azota y hace que el fuego baje un poco, meto las manos en los bolsillos de mi pantalón y observo la luna llena en su punto más alto.

¿Estaré comiendo un error?

Niego irónico. Creo que aunque fuese así, las cosas ya están hechas y simplemente no puedo retroceder el tiempo, no puedo volver un mes atrás y no conocerla para no tener que vivir esta situación inquieta que me deja los sentimientos a flor de piel.

Sí, lo admito, la necesito y no cabe duda que es mi otra mitad, pero no puedo. No puedo hacer como si no haya pasado nada.

El techo delantero de la casa cae y mi respiración se vuelve irregular ante el sentimiento de saber que la puedo perder.copy right hot novel pub

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