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La Gran Sultana

Recuperar la confianza

Mera observó la puerta donde su esposa había desaparecido y pronto escucho el chapoteo que indicaba que se estaba bañando. Ya segura que no la vería no pudo evitar soltar algunas lágrimas mientras abrazaba una almohada para acallar su llanto. No espero que Jesin descubriera sus salidas del palacio para ver a Viktor porque pensó que no se notaría pero hasta Jesin se lo sacó en cara, había descuidado incluso de Nasra

Fue por mera casualidad que se encontraron un día y, bueno, Berk casi lo mata de una vez, Mera creía que aún estaba algo resentido porque le habían apuñalado aunque no puede culparlo, según Jesin, Berk estuvo muy cerca de morir o quedar invalido para toda la vida. Viktor solo se acercó a ella para conversar pero fue algo incómodo por la cercanía de Berk que no se separó de ella por ningún motivo debido a que desconfiaba de Viktor. Ella sabía que Berk estaba preocupado por su seguridad, pero era demasiado, por eso le pidió que se alejara y no los siguiera para hablar tranquilamente con Berk.

No se dio cuenta del tiempo porque hablar con él era divertido y el día se pasó volando, prometió volver al día siguiente, y al siguiente y así hasta hoy donde se habían juntado más temprano ya que quería estar con él en la mañana y hacer sus deberes como primera esposa que tenía atrasados pero de nuevo al darse cuenta ya había pasado el día y estaba anocheciendo. Volvió al palacio y se le ocurrió estar con Nasra un rato antes de ir a dormir, no pensó que terminaría así

¿Jesin desconfiando de ella? Le impactó cuando sin tomarle en cuenta e ignorándola ordenó que Nasra sea criada por una institutriz a cargo de Daniela, No quería eso, quería estar cerca de su hija. Mera amaba con toda su alma a su hija, ella era el pequeño regalo que creció en su vientre, la muestra de amor más grande que le pudo haber dado Jesin y la dejó sola cuando habían intentado matarla tantas veces, se sintió culpable. Pensó que no se notaría, solo eran salidas al mercado o al centro de Estambul después de almuerzo, dejaba a Nasra a cargo de alguna mucama o Daniela si estaba disponible e iba a juntarse con su amigo

No le avisaba a su esposa porque no hablaba con Jesin, estaba enojada con ella. Viktor había dicho que intento entrar de nuevo a ser guardia del palacio pero le habían vuelto a rechazar y eso hizo que se enojara, pues era Jesin quien se encargaba de la seguridad del palacio y supuso que no lo había puesto a Viktor por el simple hecho de que le caía mal después del incidente del secuestro, puede que Jesin no lo diga pero Mera está segura que siente resentimiento contra Viktor porque lo culpa de la muerte de Aldora aunque el que haya disparado contra la esclava fue Bora

Suspiro negando, sus celos habían hecho que la ignorara y ahora su esposa, que siempre había tenido una fuerte confianza en ella, estaba dudando de su fidelidad. Pero ¿Cómo explicarle? Si Jesin saliera todos los días desde el inicio de la tarde hasta el anochecer para encontrarse con una mujer, ella estaría ardiendo en celos como nunca, así que no podía juzgar a Jesin por imaginarse cosas que no son cuando cualquiera ya habría actuado o intentado obligarle a decir la verdad

Volvió a llorar, recordando como Jesin le había gritado, la única vez que le había gritado fue para rogarle que no se alejara de ella y ahora le gritaba para que le dijera la verdad pero Mera no podía ¿Con que cara le diría que había estado juntándose con un guardia del mercado? No importaba cuanto insistiera que era solo su amigo, Jesin pensaría que es su amante y Mera no podría soportar que Jesin pensara que es infiel, por sólo suponerlo ya le había quitado la decisión sobre cómo criar a Nasra de sus manos

Además, ella la amaba, amaba a Jesin con cada parte de su cuerpo, su corazón solo latía enamorado por ella y nadie más, solo ella podía hacer que se enamorara cada día más y no podía dejar de pensar en su sultana en todo el día. Si Jesin pensaba que ella le estaba siendo infiel, posiblemente le pediría el divorcio y eso es algo que Mera jamás le daría, la amaba demasiado como para alejarse de su esposa y de su hija, no soportaría el dolor de saber que no volvería a compartir lecho con ella, que no volverían a hacer el amor, que no tendrían al pequeño príncipe que estaban planeando, un hermanito menor para Nasra

Mera había pedido tiempo, porque no se sentía lista para tener otro bebe ahora, quería ver como criaba a Nasra antes de tener a su segundo hijo, quería comprobar que sería buena madre y ahora se sentía la peor del mundo, en cambio Daniela, que estaba mucho más segura sobre cómo criar a un niño que ella, ya estaba embarazada del segundo bebe. Vio la cara de Jesin cuando lo anunciaron, sus ojos brillaban como dos luceros de la pura felicidad y ¿Cómo no hacerlo? Si Jesin era una figura paterna mil veces mejor que cualquier otro padre

Siempre pendiente de Nasra y Badir y cualquier cosa que necesitaran, llegaba a ir a las reuniones importantes del reino con alguno de los niños en brazos cuando estaban ocupadas sin importarle su imagen como una fuerte y sabia Sultana sedienta de sangre, tierras, gloria y victorias (Que era como la veía el pueblo) ¿Y ella? Dejaba a su hija de lado para irse a ver a otro, dioses, no importaba como lo dijera, se escuchaba mal de todas formas. Debía volver a ganarse la confianza de su esposa, y eso sería dejando de ver a Viktor, al menos un tiempo hasta que lo aceptaran como guardia del palacio

Aunque también lo haría por la amenaza de Jesin, Daniela se lo había advertido, Jesin había acabado con un reino entero al enterarse que querían hacer al menos un ataque contra el Imperio, era protectora con lo suyo, siempre lo había sido. Ella misma se lo había advertido al entrar al baño, mataría al hombre que intentara cortejarla y aunque en su interior no puede evitar sentirse un poco halagada por aquello, ella podría matar a Viktor si se llegaba a enterar que con quien salía era el, sumado a su odio por el húngaro lo haría sin dudarlo

Salió de sus pensamientos al ver a Jesin salir del baño sin usar absolutamente nada, solo una toalla con la que estaba secando su cabello, dejando que algunas gotas que escapaban de su largo cabello cayeran por su plano abdomen. Mera solo miro a su esposa mordiendo su labio, ella era una diosa comparada con los demás hombres, una mujer que posiblemente fue tallada por los dioses griegos para ser a su semejanza como su representante en la tierra ¿Cómo podría pensar ella en que la engañaría? es como cambiar un caballo por todas las joyas del imperio. Mera estaba decidida, volvería a ganarse su confianza de una manera u otra

Tal vez tener otro bebe, en estos momentos, podría funcionar, sabia cuanto Jesin deseaba otro hijo con ella y aunque no se sintiese segura como lo criaría, ya que seguía siendo una madre primeriza, quería al menos arreglar su matrimonio, no dejaría que Jesin pensara en el divorcio, ella no lo permitiría

- Jesin, te puedes resfriar- Se levantó a buscar alguna toalla o manta para abrigar a su mujer que seguía más concentrada en secar su cabello

- Estaré bien- Fueron las cortantes palabras de Jesin que dejó de lado la toalla para comenzar a buscar su ropa más delgada para la noche

- Jesin, amor- Mera se acercó y tomo a su esposa del hombro pero ella se negó a mirarla- Por favor mi vida mírame

Ella se dio vuelta y el corazón de Mera se apretó al ver colmo sus ojos estaban rojos y algo hinchados, ya no tenía lágrimas pero eso solo mostraba que había llorado mientras se bañaba lo que hizo que Mera quisiese volver a llorar, habían sido tan pocas las veces que habían llorado en su relación que saber que había llorado por su culpa le destruía por dentro

- ¿Qué sucede?- Murmuró Jesin, notó que su voz estaba ronca

- Amor, enserio lamento todo esto- Dijo abrazándola sin importarle que estuviera como los dioses la trajeron al mundo, ella quería abrazarla, mostrarle que la amaba- Me equivoque en salir tanto, no debí dejar a Nasra descuidada o a nuestra relación

- ¿Por qué te enojaste conmigo?- Murmuró Jesin mirándola a los ojos- ¿Por qué de un día para otro apenas me mirabas? Deje reuniones importantes para verte, despeje mi agenda solo para estar contigo todo el día y penas me dirigías la palabra

- Era una tontería, me acabo de dar cuenta ahora- Porque era cierto, Jesin tenía razones para desconfiar de Viktor, Berk era de sus guardias favoritos

- ¿Por una tontería? ¿Me dejaste de hablar por una tontería?- Preguntó incrédula, Mera trago saliva, tal vez no fue la mejor forma de decirlo- Dioses Mera ¿Crees que no me duele? No sabía qué diablos había hecho mal para que reaccionaras así, me rompía la cabeza cada día pensando e intentando recordar si había hecho algo malo para que no me hablaras, encargue montones de vestidos para ti, pedí que hicieron tus comidas favoritas cada día para ver si me sonreías, te compre una maldita orquesta completa solo para que me dijeras porque estabas tan enojada conmigo ¿¡Y me dices que me desvele cada noche por una tontería!?

- Perdón amor, en serio lo lamento- ¿Cómo decirle que se enojó porque no dejó entrar a Viktor al palacio? Seguramente lo mataría en el acto- Te prometo que no volverá a pasar

- Más vale Mera, porque te amo mucho, enserio lo hago, pero no puedes remar solo un barco si la otra persona rema en el lado contrario- Dijo firmemente Jesin aguantándose las lágrimas y dándose vuelta para que Mera no se diera cuenta de las lágrimas que intentaban salir de sus ojos- Permiso- Dijo una vez que terminó de vestirse y se acostó en su lado de la cama observando a su hija, que la miraba triste, incluso siendo una bebe entendía que los gritos eran malos, es por eso que Jesin la abrazó intentando calmarla

Mera se acostó también cambiando su vestido por un camisón casi transparente, hacia frio en las noches pero dormir con su esposa era como dormir con varias mantas encima, se acostó en su lado de la cama y se acercó a Jesin algo temerosa, pero al abrazarla los brazos de Jesin se escabulleron como dos serpientes la atrajeron hacia sí misma, haciendo que ambas terminaran casi abrazadas excepto que tenían a Nasra justo en el centro.

La vista de Jesin estaba completamente en su hija pero la de Mera estaba en su esposa, era hermosa, tal como el día en que se conocieron, como el día en que le propuso matrimonio y terminó tirándola a una laguna por la emoción o como el día en que se casaron ante todo Estambul jurándose fidelidad eterna. Mera había jurado que siempre estaría a su lado para apoyarla, que le serviría de forma fiel para toda la vida y no había a negar ese juramento sagrado para su pueblo. Ella era su esposa y la dueña de su corazón, se negaba a dejarla ircopy right hot novel pub

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