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La Llave En El Lago

capitulo 15:

-Buenas noches, señor -saludó un hombre a quien Edward de niño había apodado como el conde fantasma un hombre tan pálido con enormes ojeras y un cabello que incluso cuando era negro y no blanco como lo era ahora, daba el aspecto de ser incontrolable y descuidado, si Edward le hubiese podido compartir el apodo del conde a Amelia ella lo hubiese corregido poniéndole el apodo del conde Drácula, después de las presentaciones el conde tomó por el brazo a una jovencita que no parecía pasar de los dieciocho años y Amelia sintió una punzada en el estómago esperando que ese hombre tan viejo no fuese el esposo de una chica tan joven

-Esta es mi hija, Samira - Dijo el conde y a Amelia le volvió el alma al cuerpo y con esa nueva perspectiva Amelia se recriminó por pensar que la chica fuera otra cosa que el conde, era tan pálida como él y a pesar de que se notaba que su cabello negro había sido peinado con bastante esmero este se negaba a quedarse en su lugar, llevaba un vestido amarillo brillante que no le quedaba bien, le daba un aspecto aún más pálido y enfermizo a su piel.

Los hombres se habían puesto hablar de negocios y Amelia notaba que la joven tenía mucha curiosidad en hablar con ella, pero parecía no decidirse de hablar o no, también noto como sus ojos se desviaban a su escote, pero no como las demás señoritas que la veían con cierta repulsión ella la veía distinto…

-Noto que no lleva el blanco del rigor - Amelia había decido rompe el hielo y ayudar a la joven que ya ese punto le parecía que ella estaba sufriendo por crear un tema de conversación decente y aparte ella había aprendido que en los bailes las jóvenes que no estaban casadas o a punto de casarse llevaban colores claros y de ser posible blanco esto para representar la pureza que se supone que debían tener lo que quería decir que la joven estaba casada o a punto de casarse y le daba curiosidad saber quien se casaría con una chica tan joven -¿Está casada señorita Cecil?

-oh no estoy casada, pero pronto…

-oh debo felicitarla entonces si puedo preguntar ¿Con quién?

-Con Barón Fitz -la joven tenía una voz dulce y suave que le recordaba a la de una niña pequeña

-No tengo el placer de conocerlo -Ella puso una cara triste y le hizo una seña educada a una esquina donde había un anciano regordete quien reía a carcajadas con otros hombres y llevaba la camisa manchada de vino y Amelia sintió una rabia mezclada con tristeza era obvio que el hombre era incluso mayor que el conde

-oh -suspiro Amelia y veía la tristeza en que estaba inundada la chica

Amelia trató de establecer una conversación con la joven que no tuviera que ver con sus futuras nupcias, pero ella no tenía idea de que más hablar con alguna joven de esa época. Sin embargo, ambas lograron hablar de otras cosas y parece que congeniaban, ella se ofreció a enseñarle a bordar cuando se enteró de que Amelia no sabía nada sobre el bordado.

-Tenemos que seguir saludando a los invitados -Edward les interrumpió la conversación, así que ambos se despidieron.

La noche transcurrió casi de la misma manera entre saludos, presentaciones y conversaciones poco interesantes, algunos hombres se acercaban y le pedían un baile, pero Edward les indicaba que todavía tenían que conocer o saludar algún invitado, Amelia se había sorprendido de ver a tantos duques, condes, vizcondes y barones en un mismo lugar, pero Edward en un momento de despeje le comento que no era extraño tener visitas de nobles que vinieran de otros lugares del país o incluso de fuera del país y la verdad sea dicha a todos les encantaba el aspecto invernal de la ciudad lo que hacía que muchas personas se sintieran casi obligadas a pasar las fechas navideñas en la ciudad.

Mientras tenían una conversación sobre el clima, Amelia vio algo que le llamó la atención, era una pareja de hermanos, una chica y un chico con un enorme parecido entre ellos, “Gemelos” se apresuró a concluir Amelia y ambos se dirigían hacia donde estaban Edward y ella, la pareja de hermanos parecían nerviosos como si fuesen dos ladrones a punto de robar por primera vez, Amelia no le cabía duda esos jóvenes era parte de su árbol familiar, ella recordó a su hermano Brandon quien era el único de su familia que tenía el cabello negro y los ojos castaños e incluso la forma de su rostro era distinto, Amelia y Gael bromeaban con que Brandon era adoptado, pero a Brandon no le molestaba simplemente se encogía de hombros como si no le importara y decía:

-a lo mejor son ustedes los adoptados

Pero a pesar de que nadie se molestaba por la broma en cuestión, un día Amelia escuchó una conversación entre sus padres que seguramente ninguno de los dos quería que ella los escuchara, no era una discusión, sus padres reían y parecían felices mientras hablaban:

-ya amor dime ¿Quién es el verdadero padre?

-Eres tú -su madre sonreía de oreja a oreja -¿es muy difícil de creer que uno de mis hijos sacara los genes de mi familia?

Y Amelia conjunto a la imagen de ese recuerdo dijo "Lo siento mamá todos tenemos los genes de papá" y este pensamiento le divertirá toda la noche:

-buenas noches, señor -Amelia los gemelos eran más o menos de su edad y eran los únicos que llevaban ropas negras, lo que indicaba que estaban de luto

-Buenas noches -Amelia y Edward les devolvió el saludo al mismo tiempo -lamento su perdida -añadió Edward quien ni siquiera se dignó a mirar a la joven lo que Amelia le molesto porque ella sabía que la joven sería su esposa en un futuro y ella quería pensar que seria amor a primera vista, pero para su decepción no parecía ser el caso.

-Gracias, todavía nos encontramos de luto por lo que no nos quedaremos, pero no queríamos ser descorteses con la invitación -Explicó el joven

-Entiendo, es una lástima que no puedan quedarse, sin embargo, espero verlos pronto -respondió Edward y Amelia estaba a punto de hacer el berrinche más grande de su vida y forzar a ambos jóvenes a mirarse, así que debido a su enojo perdió el hilo de la conversación, sin embargo, tuvo que prestar atención cuando escucho su nombre

-Un placer señorita Amelia, yo soy Oliver Laurens y ella es mi hermana Olivia

-El placer es mío señor Laurens-Amelia no estaba segura si era señor o excelencia, ya que el tratamiento variaba entre el estatus social, pero Oliver ni Edward la vieron con mala cara por lo que quería decir que era algún Barón o conde, o simplemente el señor estuvo bien empleado -Señorita Laurens -la joven parecía una gatita recién nacido abandonado a mitad de la lluvia-entiendo que se encuentra en luto, pero ¿Le gustaría acompañarme de compras mañana? -la chica vio a su hermano buscando su aprobación este le asintió y ella volteó tímidamente hacia ellos:

-Me encantaría -dijo de tal manera que sonaba como un susurro

-Mañana en la mañana le enviaré los detalles

De esta manera Amelia quedó encantada con la idea y pensaba que tal vez podría invitar a la señorita Cecil también y después de una conversación rápida la pareja de hermanos se despidió.

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