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La Llave En El Lago

Capítulo 44:

Olivia había tenido fiebre la noche anterior, sin embargo, la mañana siguiente se comenzó a sentir mucho mejor, pero aun así su madre y hermano insistieron que siguiese en cama, pero mientras más tiempo pasaba en su cama, más tiempo pasaba preguntando qué era lo que debía de responder a la disculpa que le había solicitado Edward ¿Tal vez estaba pensando demasiado? ¿A lo mejor Edward no volvería a tomar el tema?

Su hermano había ido a visitarla muy temprano en la mañana para desearle una feliz navidad y cuando ella trató de descubrir si Edward le había comentado algo la noche anterior no había logrado sacarle nada de información, su gemelo era un chico muy tímido y muy callado, pero eso no le quitaba el mal carácter cuando decía “no voy a hablar de esto” frunció el ceño y no había manera de que hablara del tema, pero aun así más temprano de lo que esperaba parecía que la respuesta le caería.

Pudo sentir el sonido de un carruaje que se estacionaba frente a su casa, claro como no vivían en una mansión como la mansión Wilson, sino más bien en una casa con una hilera de casas pegadas una al lado de la otra, era probable que ese carruaje no viniese hacia su casa, sin embargo, se asomó por la ventana y pudo observar como Edward y Amelia bajaban del carruaje, ambos parecían estar entre la incomodidad y la molestia ¿Se habrían peleado?

El ama de llave entró rápidamente a su habitación, a pesar de la insistencia de su madre y de Oliver se le ordenó que se arreglara rápidamente para que asistiera a los invitados, el ama de llaves saco del closet un vestido color crema:

-Su madre ha pedido que deje de usar el luto -explicó la señora al ver la cara de confusión de Olivia

-¿No es mejor cambiar gradualmente el color? -Respondió Olivia, su padre no había sido un gran padre, sin embargo, ella planeaba guardar el luto el tiempo adecuado y cambiar de color a colores más claros cuando fuese apropiado

-Su madre pidió que usara este vestido -Olivia suspiro

Amelia se había enojado tanto con Edward, pero había mantenido la calma y había decidido no discutir, ¿Cómo molestarse con él si ella la noche anterior había hecho algo que seguramente él lo consideraría imperdonable? Pero no quería pensar en lo que había ocurrido en las últimas veinticuatro horas, así que le solicitó a Edward ir a visitar a Samira y a Olivia, pero no espero que Edward la acompañara a ver a Olivia…

Edward se sentía extrañamente feliz y nostálgico a encontrarse con la señora Carlota, ella una de las grandes amigas de su madre, cuando la señora Carlota no se encontraba en la ciudad ambas se la pasaban escribiéndose cartas interminables, la última vez que Edward había visto a la señora había sido en el funeral de su madre, ella estaba completamente destruida, sin embargo, se mantuvo a su lado manteniendo el decoro y ayudándolo en todo lo que él necesitaba, sin embargo, ahora ella se veía una anciana frágil, no había pasado más de tres años de la muerte de su madre, sin embargo, ella no dejaba de temblar, tenía el cabello claro y los ojos se veían tan cansados, seguramente había estado ocultado su enfermedad mucho tiempo…:

-no te veía desde hace mucho -Dijo, pero su mirada se desvió rápidamente a Amelia -oh -su mano temblante se estiró para tocarle el rostro -Desde hace un tiempo mis hijos me comentan sobre el enorme parecido que tenías con mi amada amiga, pero no lo creía hasta ahora -Amelia sintió el amor en la simple y temblorosa caricia de la anciana, Amelia tomó la mano y la miró con cariño, la señora Carlota sintió como esa mirada de cariño le llenaba el Alma, la antigua condesa era el amor hecho persona y cuando murió su corazón se entristeció y oscureció, su amiga conocía sobre su enfermedad y sus problemas con su esposo y está siempre la había apoyado, incluso en los momentos más difíciles de la crianza de los gemelos está la apoyó con dinero, he incluso costeo toda la fiesta de presentación de Olivia, nadie sabía eso por supuesto, pero ella insistió de ayudar, decía que nada le haría más feliz que Olivia fuese su nuera y a Carlota también le hacía ilusión que el hijo de su amiga se casará con su hija, pero las cosas no habían resultado de esa manera y el día en que murió el mundo se hizo un lugar más gris y en esos momentos había deseado poder volver a verla una vez más y ahora estaba esta chica parada frente de ella cumpliendo dicho deseo, sin embargo...-Se que no eres la prima de Edward ¿Quién eres? -Mientras apartaba la mano con un poco de brusquedad

Edward miró a la señora Carlota cuando el invento la historia de que Amelia era su prima lejana no esperaba que ella se encontrará con los amigos íntimos de su madre, sin embargo, allí se encontraban y no le mentiría en su cara y más sabiendo que ella sabía la verdad, Amelia no sabía que decir esta era la segunda vez en los últimos dos días que se cuestionaba su parentesco y todavía no tenía una excusa que decir:

-Tiene razón no es una prima aunque sí es mi familia y está pasando por una situación muy poco… común por lo que le pido que por favor no diga nada -La anciana los miró fijamente y al cabo de un minuto contestó

-Entiendo… no diré nada

-¿No dirás nada de qué? -Preguntó Olivia, se le podía sentir la voz un poco ronca

-Las señoritas educadas no se mete en conversaciones ajenas -regaño la señora

-Buenos días, señorita Laurens -Corearon los invitados

-Buenos días su excelencia -Olivia hizo una reverencia y luego añadió -señorita Amelia

-¿Cómo te sientes? -Preguntó Edward antes de que Amelia pudiera abrir la boca

-Mucho mejor -Respondió ella

-Su hermano nos comentó lo de su resfriado nos hubiese encantado que estuviese en la cena con nosotros -Comentó Amelia

-Amelia, Señora Carlota me gustaría poder hablar unos minutos a solas con la señorita Laurens -Edward ya había esperado mucho tiempo por una respuesta y no iba a dejar que ese tema se olvidara, Amelia acompañó a la señora Carlota hasta la cocina, tomándole de la mano para que pudiera mantener el equilibrio mientras caminaba -Lo siento ayer fuimos interrumpidos y necesito una respuesta

-Mi respuesta es que no puedo perdonarlo -Olivia lo dijo sin pensarlo, hasta hacía un segundo no sabía que responderle, pero cuando abrió la boca supo exactamente lo que decir -Sus palabras me lastimaron más que un cuchillo en el corazón, tal vez usted no lo sepa pero yo… -Olivia tomo aire -lo amaba -dijo finalmente -y siendo sincera todavía lo amo un poco…

-Olivia… -Edward se sintió listo para declararse, sin embargo, ella continuó

-y entiendo que usted no sienta lo mismo, pero usted dijo lo que dijo y eso no solo me destruyó sino que también mi reputación y mis oportunidades de un matrimonio, no puedo perdonarlo -en ese punto él fue más consciente de lo que había destruido por un simple comentaría de adolescente, “a veces las estupideces de adolescente pueden destruirte en tu vida adulta” pensó él

-Disculpe señorita -interrumpió el mayordomo -el Vizconde Navarra está acá

-hágalo pasar... ¿Qué hace el vizconde acá? -Preguntó en voz alta sin esperar una respuesta, sin embargo, Edward le contestó

-Viene a cortejarla -Ella lo miró confundida, hasta donde ella sabía el vizconde estaba cortejando a Amelia -Me retiro y disculpe por su tiempo, ¿puede decirle a Amelia que puede regresar cuando ella desee? -Olivia noto la seriedad de su voz, sin embargo, asintió y este desapareció por la puerta al mismo tiempo aparecía el vizconde con un ramo de orquídeas

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