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La Llave En El Lago

Capitulo 91:

Los días habían pasado y el ambiente que se vivía en la mansión Wilson y en la ciudad era de temor e incertidumbre, la duda por el futuro y la seguridad del país quitaba el sueño de todos sus habitantes, por supuesto nadie hablaba abiertamente del problema, todos seguían con sus vidas con total naturalidad, sin embargo, a medida que pasaban los días algunos se fueron de "vacaciones" como la familia Baudin que un día estaba revoloteando y presumiendo por la ciudad, pero al otro día ya no había nadie de su familia, se fueron en la noche como prófugas supuestamente irían al norte de Francia un viaje de vacaciones que le tomaría mucho tiempo, pero algunos rumores apuntaban a que las mujeres Baudin temían de las represalias que tendrían si una guerra civil se apoderaba del país, ya que ellas no eran las que mejor tratan a las clases obreras y también hubo un rumor que tomó mucha fuerza, se decía que Úrsula estaba embarazada y como seria eso posible si la joven no estaba casa, cuando Amelia se enteró solo pensó que era el karma.

Por otro lado, entre las clases bajas y media había opiniones distintas, algunos apoyaban la lucha contra la monarquía y otros se conforman con mantener sus trabajos y llevar el pan a la mesa por lo que todo ese tema no era algo con lo que quisieran involucrarse, pero si les quitaba el sueño, ya que si comenzaba una guerra tendrían que tomar partido.

Amelia había sido regañada por Olivia esta le había dicho "cómo puedes saber tanto de la historia de otros países, pero no tienes idea de la historia de tu país" eso le había dado en que pensar, mientras la historia de Maria Antonieta le parecía interesante y había visto varios documentales y películas sobre ella y la revolución francesa, solo tenía un conocimiento muy básico por la historia de su país ni siquiera podar una fecha específica.

Pero pesar de que Olivia le hiciera darse cuenta de su ignorancia Amelia estaba en una posición en la que no podía hacer absolutamente nada aparte de tratar de averiguar si la servidumbre de la mansión Wilson planeaba participar en la guerra si se daba la situación:

-¿Entonces te casarás pronto? -Amelia se había despertado muy temprano como era de costumbre y había ido directo a la cocina, Ana una de las ayudantes de cocina le contaba que su novio le había propuesto matrimonio y la muchacha tenía una sonrisa de oreja a oreja y la cara llena de harina

-Si, mi Albert es panadero pensamos en abrir una pequeña tienda de pan

-eso quiere decir que te irás -concluyó Amelia con tristeza, pero no sabía si esa pequeña tienda de pan de la que hablaba Ana era solo una excusa para irse y tomar partido en la guerra o simplemente era un sueño que tenía la joven

-oh señora no quise… -La joven comenzó a decir algo, sin embargo, Amelia se sintió como ensordecida, como si estuviese sumergida dentro de una piscina y las palabras de la joven se escuchaban distorsionadas, Amelia levantó sus manos para pedir ayuda, ya que dudaba que le pudieran salir palabras de su boca, pero cuando levantó la mano vio que esta estaba llena de sangre ¿de dónde había salido toda esa sangre? Es mía escucho la voz angelical de Samira detrás de ella y esto la sobresaltó, Ana la vio sorprendida -¿Señora Amelia se encuentra bien?

-si… debo irme -logró decir Amelia con dificultad mientras seguía viendo sus manos llenas de ensangrentadas

Amelia se levantó y corrió hasta su habitación, tomó la vasija con agua y el plato hondo que servía de lavamanos en esa época y comenzó a tallar sus manos con fuerza, pero por más agua que se echara agua y tallara las manos seguían teniendo sangre, no estaba segura de cuánto tiempo pasó parada allí lavándose las manos, pero estas le dolían por la fuerza que estaba aplicando para sacarse la sangre, lo que la sacó de su ensimismamiento fue alguien llamando a su puerta

toc, toc sonó y Amelia reaccionó, sus manos no estaban cubiertas de sangre como las había visto hasta hacía un segundo y el agua que había estado usando para lavarse las manos estaba de un color lechoso medio transparente ese color era atribuible al jabón y no era un color que la sangre dejaría por lo que Amelia vio estupefacta la vasija sin saber exactamente que había pasado, ella estaba segura de que sus manos estaban llenas de sangre aún podía sentirlas pegajosas e incluso juraría que podía oler la sangre, sintió náuseas, pero la puerta volvió a sonar esta vez con más insistencia:

-¿si? -Amelia abrió la puerta tratando de calmar sus pensamientos, era Olivia quien la llamaba tenía cara de preocupación, pero por su relativa calma parecía que no estaba pasando nada y era que las chicas temían que hubiera un saqueo en la ciudad y quisieran entrar a la fuerza en la mansión

-Una de las jóvenes de la cocina me dijo que te fuiste en medio de una conversación y que te veías extraña ¿te encuentras bien?

-Estoy bien -Amelia mintió, no sabía lo que había pasado un segundo atrás y no quería que esto asustara a Liv -solo no he dormido bien -eso no era una mentira, Amelia no podía conciliar el sueño desde la muerte de Samira, a veces se levantaba gritando y llorando y cuando eso pasaba Olivia estaba a su lado para animarla, pero la mayoría de las noches había levantado en silencio y dejado que su mente revivía una y otra vez el suceso de la muerte de Samira, el señor Fitz y del conde, en esas noches dejaba que Olivia durmiera y ella solo se quedaba sufriendo en silencio, su mente le recordaría el resto de la vida ese acontecimiento y ella no podría hacer nada para olvidarlo

-Le diré a la señora Acosta que te prepare un té de manzanilla y semillas de amapola para que te ayude a dormir

-No es necesario -No era que Amelia no creyera en las propiedades medicinales de las plantas porque si, pero creía que el efecto era tan mínimo que no le serviría de nada tomarlo y no quería molestar a la señora Acosta que ya tenía mucho que hacer con el cuidado de Mary Ann y las cosas de la mansión

-insisto

-está bien, pero ahora no hay mucho que hacer -Olivia asintió, ellas habían logrado enterrar varias joyas en una zona del jardín y habían ocultado dinero entre las páginas de libros que llevaban mucho tiempo sin leerse por si había alguna especie de saqueo tuvieran el dinero suficiente para recuperarse o huir de allí, Edward tenía una caja fuerte por supuesto, pero la madre de Olivia había sugerido que sería el primer lugar que buscaría un ladrón en una situación así, así que las jóvenes se las habían ingeniado para ocultar en sitios donde no creían que la servidumbre buscaría o que una muchedumbre intentaría buscar y aunque Amelia no lo sabían algunos de esos billetes que habían guardado en el futuro seguirán guardados entre los libros de la biblioteca que nadie quería leer y mucho menos mover o limpiar por pereza...

En alta mar:

Cipriano dejó que su cabello liso se moviera libremente por el aire marino que lo hacía girar en diferentes direcciones, jamás se lo había dejado crecer tanto, se sintió feliz, ya que faltaba pocas horas para que pudieran tocar tierra, el viaje de regreso no había sido nada placentero, hubo una tormenta que amenazó sus vidas y a dos miembros de la tripulación les dio escorbuto, por un momento hubo pánico, puesto que pensaron que podía ser algo peor aún así Cipriano disfruto del mar, el aire marino y el sol cosas que tenían un algo que le resultaba encantador, en cambio, Edward y Oliver pasaron el viaje vomitando por el tambaleó de la embarcación y quejándose de su suerte:

-Al atardecer tocaremos tierra -le informó el capitán

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