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La Llave En El Lago

Capítulo 2:

Unos minutos más tarde cuando Amelia se estacionaba tuvo uno de esos presentimientos extraños que le dan a las personas, esos que te indican que algo está a punto de cambiar, las manos le temblaron un poco y se sentía tan pesada que pensó que podía traspasar el asiento, el carro y el suelo, este sentimiento solo le duró dos segundos, pero fue el tiempo suficiente para que Amelia se quedará pensando en si había sido algún tipo de evento paranormal, desde el carro se quedó observando el edificio donde vivía, una pequeña vocecita le decía que subiera pronto, así que tomo sus cosas y se destinó a subir, el corazón le latía con fuerza, saludo al conserje aunque mientras subía por el ascensor no estaba segura si realmente lo había saludado o si había esperado a que él contestara, solo podía escuchar a su corazón latir y a la vocecita de su cabeza, aun en el ascensor sacó la llave del departamento y antes de que la puerta se abriera escucho la música del vecino, en circunstancias normales se hubiese molestado por el volumen de la música de su desagradable vecino, pero con el latir de su corazón y la vocecita de su cabeza solo siguió caminando y metió su llave en la cerradura y abrió la puerta…

Más tarde en su carro Amelia quiso pensar que había actuado de manera racional e incluso con algo de clase.

Cuando Amelia abrió la puerta vio una mujer mucho más pequeña de estatura que ella con un largo cabello castaño y una piel color chocolate brillante completamente desnudos en su sala ¡Desnuda en su sala! La mujer que estaba de pie la vio y en vez de taparse sus senos se tapó la boca soltando una especie de ruido de sorpresa y entonces vio a Erick también desnudo:

-Lía puedo explicarlo -Se apresuró a decir, pero Amelia levantó la mano para hacerle una señal de que se callara

-No necesito explicación -Estaba claro como el agua -Enviaré a alguien después por mis cosas -Cerró la puerta y se marchó

Una vez en su carro y procesado lo que acababa de ocurrir se marchó directo al sitio de comida rápida más cercano, pidió por el autoservicio y se fue directo a la oficina.

Cuando llegó y Hannah la vio entrar se apresuró ir hacía ella extrañada y sin saludos y formalidades le dijo:

-¿Pasó algo, supuse que comerías en tu casa? -Su voz era de auténtica preocupación, pero amelia le hizo señas de que entraran a su oficina. Amelia era solo una simple empleada más, no necesitaba una oficina y obviamente tenía una porque era la hija de los jefes y siempre se había quejado de eso, pero ahora en ese preciso momento en que necesitaba la mayor privacidad en un lugar donde el 10% o 15% de los empleados eran sus familiares, ella lo agradeció con todo su corazón, no quería que ninguno de sus padres, hermanos o algún familiar se enterara de lo que acababa de suceder, la familia se amaba mucho sí, pero uno sería un chisme que durará por años en la familia, dos su padre y sus hermanos serían capaces de ir al mismísimo infierno y matar a Erick y luego bajar aún más entre los círculos infernales y volverlo a matar.

Mientras Hannah cerraba la puerta, Amelia decidió abrir su bolsa de comida rápida y tomó una de las papas que se había rebosado del envase para quedar tirada en la bolsa envoltorio, tal vez era el estado de shock en el que se encontraba, pero se sentía completamente tranquila y racional:

-¿qué pasó? -Pregunto Hannah

-Encontré a Erick engañándome -Hannah soltó un ruido de sorpresa, similar al que había hecho la amante de Erick - no hubo ningún escándalo y preferiría que siguiera así -explicó Amelia antes de que Hannah le pidiera más detalles -Pero necesito que vayas por mis cosas y que no le digas nada a nadie por los momentos

-Dios mío - Hannah parecía estar procesando lo que Amelia le estaba diciendo - ¿Qué harás? -No dejo que amelia contestara -¿Por qué te vas tú? ¿Es tu apartamento o no?

-No, no lo es, estaba alquilado a nombre de Erick y sinceramente no quiero quedarme en un sitio donde se juntaba con su amante

-oh ¿Los encontraste en el departamento?

Amelia asintió, mientras le quitaba el envoltorio a la hamburguesa, Hannah y ella eran mejores amigas, amelia podía confiarle todo y hablar por horas con ella, pero en estos momentos Amelia sabía que debía estar muy molesta y debía poder quejarse con su amiga tal vez gritar y maldecir, pero ella solo quería disfrutar de su comida y pasar una tarde trabajando, así que la siguiente conversación de Hannah y ella básicamente se resume en Hannah hablando y Amelia haciendo si o no con la cabeza mientras saboreaba cada bocado de su comida, finalmente Hannah la vio y le dijo:

-¿Necesitas dónde dormir?

-Tengo donde quedarme -Respondió Amelia, ahora era dueña de una mansión con no sabía cuántas habitaciones, pero seguro había más de una cama allí, aparte sabía que Erick no era tan tonto para venir a buscarla a su trabajo después de lo que había hecho, pero seguramente la buscaría donde Hannah

-¿Estás segura de que quieres estar sola? -Entonces amelia entendió que Hannah no le ofrecía nada más su casa para dormir, también le ofrece su compañía en lo que Hannah suponía que era el peor momento de la vida de su amiga hasta el momento y eso definitivamente conmovía en el fondo de su corazón a Amelia, pero en realidad quería estar a solas

-No te preocupes -le extendió su mano para agarrar la de ella -ha sido un día sumamente extraño y largo

-a penas son las 13:45 -intervino Hannah

-¿Ves? Es superlargo -bromeo Amelia -Esta noche solo dormiré y mañana te prometo que te necesito y necesitaré helado y tal vez una o dos botellas de vino

-Está bien - Hannah se paró de la silla y la abrazó tan fuerte que parecía que le sacaría el aire -Te quiero lía

-y yo a ti

Amelia de camino a la mansión hizo casi lo mismo que había hecho desde su partida, primero paso comprando otra comida rápida, esta vez pollo, no mucho porque era ella sola y porque no había prestado atención en el recorrido que le había hecho el abogado, así que no sabía siquiera si había nevera en la propiedad (aunque su abuelo vivía allí, debía haber nevera, cama y cualquier otra cosa que ella podía llegar a necesitar) y no quería que por glotonería la comida se tuviera que quedar afuera y se dañara, luego como el que no quiere la cosa pasó por el edificio muy lentamente sin bajarse de su carro, no vio nada diferente aunque dentro de ella sabía que todo era diferente, el edificio que era de un color amarillo pálido parecía aún más gris, siguió su camino hasta la mansión y se sorprendió al ver que había varios vigilantes en el portón en la parte de afuera de la propiedad:

-disculpe señorita, pero esta es propiedad privada y no puede pasar -le dijo uno de los vigilantes

-Lo sé -dijo ella -soy la dueña -busco con la mano el sobre con los papeles de esta mañana que descuidadamente había dejado en el asiento del copiloto todo el día, pero estos papeles no fueron necesario porque otro vigilante se acercó

-Si David dejarla pasar, el abogado nos la presentó esta mañana -Hizo una pausa y le sonrió -No esperaba verla tan pronto señorita

-Buenas noches -le devolvió la sonrisa aunque claro esa mañana había estado tan distraída por la situación del tour de la mansión y la entrega de la misma que no se había fijado en nada, ni siquiera en las personas que parecía que trabajaban día y noche allí -¿Por qué están acá afuera no deberían vigilar dentro de la propiedad? -pregunto sin pensar

-El anterior dueño, su abuelo -dijo el guardia que lo había reconocido -no dejaba que nadie entrara a la propiedad de noche, así que si se quiere trabajar tiene que ser desde afuera

-¿Cómo van al baño?, ¿y cuándo hace frío y lluvia? -pregunto sorprendida Amelia, los guardias la vieron con ternura como si nunca nadie se hubiese fijado en esos detalles con ellos, pero rápidamente uno de ellos le señaló una pequeña casita, lo suficientemente grande para albergar a dos personas adentro y lo suficientemente pequeña para no abarcar toda la acera y a su lado había un baño portátil

-Adentro está bien equipado, a veces su abuelo nos traía comida y bebidas calientes -dijo el primer vigilante -Hay varias así por fuera de la propiedad, actualmente estamos trabajando veinte personas el día de hoy

-oh… si hubiese sabido les hubiese traído algo de comer - en realidad Amelia sabía que no tenía el dinero suficiente para invitar a comer a tantas personas, ella había insistido en ganar el sueldo que a cualquier otro trabajador y no tener un sueldo superior solo por ser la hija de los dueños

-Como le decíamos a su abuelo no es necesario, ya que nosotros traemos nuestra propia comida.

-entiendo, bueno buenas noches

-Buenas noches -se despidieron los guardias

Amelia no estaba de humor para seguir manteniendo una conversación con los vigilantes y por eso se había despedido tan bruscamente, sin embargo, en la conversación había salido cosas de su abuelo que no sabía, aparentemente era muy misterioso con la propiedad o al menos eso parecía, ya que no quería a nadie adentro después de cierta hora y además parecía que era bastante considerado a pesar de esa excentricidad.

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