Cipriano había pasado casi tres días sin poder dormir, recordaba a Edward diciéndole que tal vez se debería alejar de Amelia, no era la primera vez que lo hacía, pero esta vez sonó más serio que las veces anteriores y por alguna razón esto le estaba carcomiendo por dentro, se sentó en el sofá y sintió como este desprendía un aroma a frutas:
-esa endemoniada mujer -gruño, ella había pasado menos de diez horas en su residencia, pero parecía que todo había quedado impregnado con su olor -¿por qué me molesta tanto esta situación? -se preguntaba mientras con los ojos cerrados recordaba el baile que habían compartido juntos… sin embargo, sus pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de alguien llamando a la puerta -voy -dijo mientras caminaba sin ánimo hacia la puerta “¿sería una emergencia?” pensó, pero a pesar de que él insistía que cualquiera podía encontrarlo en su casa en las noches nunca desde los tres años que ejercía la medicina nadie lo había llamado a esas horas de la noche, cuando abrió la puerta se encontró con una desagradable sorpresa.
En la puerta estaban dos hombres parados, su primo y padre, ambos hombres iban vestidos con trajes a la moda, su primo llevaba una cola de caballo de color negro y su padre llevaba una peluca blanca, ambos hombres tenían ojos azules, Cipriano que tenía un ojo de ese color aunque de contraste tenía otro de color chocolate oscuro, esta deformidad lo había llevado a tener muchos problemas con fanáticos religiosos que aseguraban que el niño se le había metido el demonio aunque cuando fue creciendo parece ser que era muy llamativo en las mujeres:
-¿qué se les ofrece? -Cipriano no se llevaba bien con su padre quien había sido un hombre de carácter fuerte y que gustaba de disciplinar a sus hijos con un cinturón de cuero o en muchas ocasiones con lo que tuviese a mano, su primo aunque se habían llevado bien en la infancia ahora que había heredado el título de barón las cosas habían cambiado
-No estamos acá por placer -Dijo el Barón
-Luciano ese idiota, ha aceptado el llamado de nuestro señor -Dijo su padre mientras entraba sin ser invitado a su casa, Luciano era el hermano mayor de Cipriano y debido a que el Barón no había podido concebir hijos varones en la línea sucesoria en caso de que su primo dios no lo permita muriera antes de engendrar el ansiado varón quedaría su padre como el siguiente en la línea sucesoria y cuando su padre muriera este título pasaría a su hijo mayor, pero si su hermano aceptaba el llamado de dios no podía heredar el título, Cipriano arqueo la ceja imitando a la expresión que había visto en la señorita Amelia con anterioridad
-Ah gracias por decírmelo, la próxima reunión familiar seguro será más animada - dijo Cipriano queriendo despedirse lo más pronto de sus familiares
-Querido primo, aunque no disfruté estar en tu presencia, me temo que esto es algo que nos compete a todos -"¿a todos?", se preguntó Cipriano
-Soy consciente de lo que significa que Luciano se una a la iglesia, pero eso que me vuelve ¿el tercero en la línea de sucesión? -Preguntó Cipriano
-el segundo -corrigió su padre, pero Cipriano siguió hablando sin prestar atención
-lo que seamos realistas no va a pasar, me entere de que Crista está embarazada, felicitaciones por cierto -felicito a su primo sin mucho entusiasmo- estoy seguro de que este nuevo embarazo me bajara a mi tan cómodo cuarto puesto de sucesión
-tercero -corrigió su padre
-si, si el tercero, entonces no hay que preocuparse -Cipriano le resto importancia
-Crista está muerta -Dijo su primo que había escuchado pacientemente a su primo hablando de su esposa muerta, Cipriano se quedó viéndolo con los ojos como platos y con las manos heladas, recordaba muy poco a Crista, pero solo que era demasiado joven para morir -la fiebre se la llevó hace seis meses -¿seis meses? Su primo vivía en la ciudad vecina, pero ¿cómo no se había enterado?
-lo sabrías si fueses a casa de vez en cuando -gruño su papá que ya se encontraba entrando a la sala sin el consentimiento de Cipriano, su primo también entro y a Cipriano no le quedó de otra que cerrar la puerta he de ir a la sala -¿aquí vives? -su padre parecía dispuesto a humillarlo, pero muy al contrario Cipriano se enorgullece de no depender del dinero de su familia
-no voy porque tengo pacientes que atender -se excusó y decidió ignorar los intentos de humillación de su padre
-ay no mientas no quieres ir y yo tampoco quiero que vayas -Su padre le reprendió, su padre había sido abusivo al momento de dar castigo, pero sí Cipriano meditaba, no era una situación en la que alguien hizo o dijo algo y el otro no lo perdonó, simplemente era cuestión de que su padre y él no se caían bien mutuamente y con el tiempo había aprendido que lo mejor era evitarse, así que lo ignoro
-Lamento lo de Crista, lo último que supe es que estaba embarazada -su primo lo veía con total indiferencia, no esperaba amor de parte de su primo hacia su difunta esposa, ya que lo suyo era un matrimonio por conveniencia, pero si esperaba algún tipo de afecto
-Crista era una buena mujer -fue su respuesta - y lo cierto es que no tengo un heredero, aunque estoy esperando un tiempo prudente antes de volver a casarme el hecho es que tú eres el heredero más próximo
-está mi padre-interrumpió Cipriano
-Es más probable que me muera primero-dijo su padre
-Mala hierba nunca muere -dijo Cipriano -es más probable que muera yo primero -Cipriano lo dijo con total confianza, su padre con tal de fastidiarle la vida se negaría a morir hasta que no se muriera primero el, en cambio, su padre sé incómodo
-No me caes bien, pero ningún padre espera ver morir a alguno de sus hijos primero -Fue su respuesta y Cipriano miro por primera vez a su padre conmovido, ahora que lo notaba tenía casi un año que no lo veía y este parecía tener más arrugas que antes, de repente se sintió mal por haber sido tan grosero desde que abrió la puerta, su primo tosió para interrumpir lo que desde afuera se podía considerar un hermoso momento familiar
-en dado caso, está claro que esto no va a suceder en un futuro próximo… así que no hay razón para venir a media noche a mi casa con preocupaciones fundadas en miedos irracionales
-Cipriano eres irresponsable y con modales que dejan mucho que desear -su padre se sentó en el sofá e iba a comenzar con un sermón "¿tal vez su padre también tenía vocación de párroco?" - y nadie quiere que heredes el título, porque es seguro que llevarás el apellido a la ruina, sin embargo, tu primo hasta ahora ha tenido solo hijas mujeres -Eso hizo divagar a Cipriano ¿cuántas tenía seis o siete niñas? Sus nombres comenzaban todas con la letra c ¿eran Charlotte, Carolina, Cristina, Camila, Constanza y Candelaria? No recordaba el nombre de sus primas segundas, pero estaba seguro de que sus nombres eran esos, sino parecidos -¿me estás escuchando?
-¿qué? -respondió en automático Cipriano, su padre y primo fruncieron el ceño -lo siento soy médico y llevo días sin dormir -No era del todo mentira aunque daba a entender que había estado ocupado con un paciente y esto no era verdad, no había podido dormir por culpa de esa chica
-te decía que debes asegurarte de tener un varón
-¿yo? ¿Por qué? -miró a su primo ¿será que la virilidad de su primo no funcionaba?", necesito dormir" se dijo a sí mismo Cipriano, cada segundo que pasaba sentía la necesidad de bostezar y su mente estaba divagando demasiado
-claro o esperas tu madre y yo tengamos a un niño en los próximos años -se burló su padre
-vienen acá hablando de supuestos -interrumpió Cipriano -Les prometo que si se mueren tendré tantos hijos varones que los demás aristócratas me los pedirán prestados -luego de eso no supo cómo logró que su padre y su primo se marcharan, aunque hubo un discurso que fue largo, pero Cipriano no lo escucho, en cambio, pensaba que debía dormir lo que le hacía pensar que no podía dormir porque estaba muy molesto por lo ocurrido con Amelia ¿Qué culpa tenía el de que Amelia y Edward se pelearán que él se emborrachara que ella huyera que él la encontrara y que se hayan quedado dormidos mientras esperaban por Edward?
Cuando se fueron Cipriano se acostó en el sofá, ahora tenía otras cosas por las que no dormir, lo cierto, era es que si su primo no tenía hijos varones y moría él no solo se tendría que encargar del título, sino que también tendría que encargarse de cuidar a siete niñas o quizás más de las que no se sabía ni siquiera el nombre:
-ya no huele a ella -A pesar de todas las cosas que tenía que pensar su mente siempre la llevaba hacia ella, el olor se había desvanecido y ahora el sofá olía a whisky y humo seguramente por su padre
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