Cuando empecé a recobrar la conciencia y mis sentidos, intenté abrir mis ojos, pero la pesadez casi me impedía hacerlo. Escuchaba voces a mi alrededor y podía percibir el movimiento que acontecía a unos cuantos centímetros de donde me encontraba.
Me dolía la cabeza de una forma intensa y palpitante, era como si con cada pálpito se incrementara el dolor y la horrible sensación se extendiera por cada milímetro de mi cuerpo.
—¿Estás bien? —cuestionó, una temerosa voz conocida—. ¿Me escuchas, cariño?
—¿Bella? —preguntó otra voz.
Me apresuré a abrir mis ojos y luego de varios intentos forzosos, al fin pude abrirlos, aunque con gran dificultad. Todo era como una visión borrosa, o al menos así lo presenciaba mi interior. Con los ecos de las voces y los sonidos distorsionados, era poca la realidad que lograba reconocer.
Miré a mi alrededor y recibí una gran carga de luz. Volví a cerrarlos y tragué saliva, tenía la boca seca y mis extremidades estaban adormiladas, como si tuviera mucho rato de estar en una misma posición.
—¿Qué ha pasado? —pregunté con voz ronca, aún adormilada—. ¿Dónde estoy y qué me sucedió? ¿El bebé está bien?
—Te desmayaste y te caíste, recibiste un golpe en la cabeza y estuviste inconsciente durante cuarenta y cinco minutos, y si el bebé sobrevivió —respondió mi mamá con voz temblorosa.
—¿Estás bien, cariño? —preguntó Mell en un lloriqueo y sentí como se recostó a mi lado—. ¿Te duele algo?
Hice un sonido afirmativo y llevé la mano a mi frente. Rápidamente distinguí una venda atada a mi cabeza y me volví a acostar. Intenté recordar y solo provoqué un dolor más agudo. Sin embargo, las escenas lograron reaparecer en mi memoria y un vacío profundo se abrió paso en mi estómago.
—¿Dónde está James? —pregunté de inmediato. Necesitaba que me explicara lo que había sucedido—. James, ¿estás aquí?
El silencio se hizo presente y solo escuchaba el carraspeo de mi padre. Reuní toda la voluntad y abrí mis ojos por completo. Me encontraba acostada en una camilla de hospital, con una aguja intravenosa incrustada en mi brazo y rodeada de algunas personas, y no, no estaba él.
Reparé en cada uno de ellos, mis padres intercambiaban miradas entre sí y mantenían una expresión seria y preocupada. Luego posé mi vista en Angie y frunció los labios, posteriormente miré a mi mejor amiga, que estaba a solo unos centímetros de mí y suspiró con pesadez. Pero ninguno articuló palabra alguna.
—¿Dónde está James? —volví a interrogar, esta vez molesta—. ¿Dónde rayos está James?
Mell me miró con ternura y negó con la cabeza. Luego, apretó mi mano y carraspeó un poco para aclarar su voz.
—Cariño, se ha ido de nuevo —confesó en voz baja.
El dolor en mi cabeza se profundizó al escuchar esas palabras y mi corazón se aceleró., a tal punto que podía escuchar los latidos resonar en mi interior.
—¿Có-cómo? —interrogué entre balbuceos, me sentía nerviosa y alterada.
¡No! No podía estar haciéndome esto, no de nuevo...
—Bella, escucha…—pidió mi mamá acercándose.
—Nena, tienes que ser fuerte—suplicó Mell, interrumpiendo a mi madre y dirigiéndole una mirada de molestia—. Ese cobarde vendió el apartamento, me llamó para que te fuera a buscar. Cuando llegué estabas desmayada; tenías sangre y un golpe en la cabeza, había unas personas que dicen ser los nuevos dueños y que están buscándolo por una estafa o algo así. Cuando entré, te vi acostada en una cama, llena de sangre y….
—¿Y? —pregunté alarmada.copy right hot novel pub