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ALASKA (COMPLETO)

3. Bienvenidos a Whittier.

19 años después.

Alaska

Llevábamos más de tres horas discutiendo en un triángulo que constaba de mi hermano, mi madre y yo. Siempre era así, aunque Diego, mi hermano era el que iniciaba las discusiones por cualquier cosa con mi madre.

Se la pasaban así hasta que uno se rendía, esto a veces me hacía sentirme excluida porque ellos se comunicaban mucho y discutían, y yo solo era la menor de la familia.

Esta vez, el tema de discusión era mudarnos a otro lugar completamente diferente a California y mi madre, se negaba por mil y un motivos. ¿Qué lugar quería mi hermano? Un pueblo de Alaska, completamente distinto a California.

— ¿Tienes idea de los fríos que debe de haber por allá? ¡Me muero congelada!

— Por favor, no lo son tan fuertes por allá y dicen que tienen buenos sistemas de calefacción. Sin contar lo hermoso y privado que es ahí, ¿no que querías meternos a una cueva? —pregunta mi hermano frustrado.

— Pues no ahí, se ve horrible la gente de Cold Bay, ¿cuáles sistemas de calefacción?

— ¡Te dan como 7 gratis para tu hogar si te mudas por allá! Aparte dicen que la gente es muy cálida y hacen lo posible por hacerte sentir cálido, por esa zona tienen las llamadas ondas de calor.

— ¿Qué rayos son las ondas de calor? —pregunté metiéndome a su conversación.

— Dicen que tienen fenómenos naturales por los bosques de ahí que hacen que varias semanas del año no haga frío y se sienta un aire caliente. Supongo que es más contaminación que nada, pero no le quita lo hermoso y la buena educación que imparten.

— ¿Educación? —pregunta mi madre interesada— ¿como una buena universidad para Alaska?

— Y no solo eso, mamá. ¿Te acuerdas de Carlos? Tiene una casa ahí y estudia lo mismo que yo, es ecologista. Escuché que tienen un centro de estudios excelente donde pueden darme un empleo y así te ayudaría con los gastos.

Nos estábamos mudando, pero la verdad mi mamá quería ir a Miami. Nuestro departamento ya estaba vendido y teníamos una semana para desalojar el lugar. Tenía planeado comprar los boletos allá, pero fue cuando Diego la interrumpió con la idea de cambiar el destino del lugar.

— Y... ¿cómo podemos llegar allá? ¿Avión? —preguntó mamá ahora más convencida de las locas ideas de mi hermano.

— No, son como 10 horas de viaje en auto... pero la buena noticia es que yo manejo, mamá—dice intentando hacer ver esto como algo bueno, tan siquiera como una buena opción.

Mamá suspira y mira a su laptop, donde están las fotos de Cold Bay.copy right hot novel pub

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