Alaska
Despierto a base de punzadas en mi cabeza y lo primero que siento, es que todas las luces estaban demasiado fuertes, en exceso. Cierro los ojos para no lastimarme, pero cuando vuelvo a abrirlos, es por una sensación nueva: cintas en mis pies y manos atadas a las bases de una silla.
¿Dónde estoy?
Tardo unos minutos en darme cuenta que es el comedor de la casa de Adam, y él está frente a mí, también sentado, pero como si algo le impidiera levantarse,
¿qué? No parece tener algo que lo detenga, o tal vez sí alguien.
— Estuve hablando con Adam sobre algunos tratos para nuestra manada y el por qué tú tenías un olor diferente—explica Dante cuando se aparece detrás mío.
— Soy humana, ¿qué esperabas? —respondo y él lanza una carcajada.
— No lo sé, las Forjadoras piensan lo mismo, pero luego hablamos sobre la existencia de unas hierbas que tú usabas sin saberlo y de ahí se explicaron muchas cosas, por lo cual, Adam ha accedido voluntariamente a una donación de tu sangre para su estudio en Noruega...
— No—Adam responde de inmediato apenas termina Dante y parece contenerse de algo.
— Sí, así que será medio litro de tu sangre, Alaska. Vas a ayudarnos.
— ¡Nunca acordamos medio litro!
— Es lo mínimo y necesario, Adam. Las Forjadoras fueron las que acordaron este trato, no yo. Entre más rápido sea esto, más rápido me iré.
Dante me mira por primera vez esperando mi aceptación y yo se la doy. Si esto los sacaba de Whittier, bien por mí.
— Es mejor si esperas afuera, Adam—murmura Dante cuando veo que comienza a poner agujas y jeringas en la mesa.
— ¿Por qué? —pregunto yo.
— ¿No lo sabes? Los lobos se vuelven locos si ven la sangre de su mate.
— De acuerdo—responde mi novio lanzando un suspiro muy fuerte y levantándose de golpe de la silla, casi volando fuera del comedor.
— No tienes mate, ¿verdad? —me atrevo a preguntar cuando corta la circulación de mi brazo.
— ¿Quién te lo dijo? —responde como si nada.
— Una Forjadora.
— No, no la tengo. Y es mejor así.
— ¿No la quieres? —detiene lo que está haciendo y me mira.
— La amo, sea quien sea, pero si me enamoro, mi Infierno se caerá. Y no sé si esté dispuesto a dejar que eso suceda, el amor te hace cosas que no quieres.
Vuelve a lo suyo y siento como la aguja atraviesa mi piel con algo de profundidad, hago una mueca cuando empieza a sacar mi sangre, se siente horrible.copy right hot novel pub