Alaska
Adam aumentaba la velocidad de una manera infernal, no creí que eso pudiera llegar a ser posible, incluso sabiendo que él no es del todo humano.
Y la verdad, me encantaba eso.
Aunque esta vez íbamos de regreso de la montaña a la cual siempre nos encantaba ir por las noches para después saltar de ella hacia un campo de nieve enorme, y obviamente Adam me protegía del impacto completamente, era divertido a pesar de que la única risa que se escuchaba era la mía.
No sabía por qué tenía tanta prisa esta noche en especial, apenas iban a ser las 10 de la noche, y ya habíamos terminado un entrenamiento que a los dos nos encantaba. Básicamente era hacer un recorrido por todo el bosque de Whittier conmigo en su lomo, a una gran velocidad e intentar que yo trepara árboles o diera saltos enormes para caer de nuevo sobre él, incluso me estaba enseñando a pelear, eso era lo que más me gustaba de todo, que no tenía que tratarme como una princesa todo el tiempo.
Ahora ya me había vuelto realmente hábil, y esto quiso hacerlo debido a que, si ocurría algo y no era seguro quedarme en su casa, me traería con él, pero esto era poco probable, Adam no desea tenerme en alguna guerra o enfrentamiento, solo era para que yo fuera hábil en situaciones de emergencia.
Los dos sabíamos, sin embargo, que yo quería meterme en las peleas.
Esta vez nos desviamos hacia el sur, no íbamos a su casa, ¿por qué?
Siguió el recorrido por el borde del bosque hasta que divisé la playa de Whittier, era algo fría siempre, pero eso la volvía fresca, sería mejor si fuera cálida, pero estábamos al norte, no puedo pedir arenas caribeñas.
Tenía un peculiar color blanco, casi de tonalidades azules, por lo cual se veía extrañamente linda. Bajó la velocidad hasta que solo caminaba y yo me quité la capucha de mi capa.
— ¿Por qué estamos aquí? —siguió caminando hasta la mitad de la playa y se agachó para que yo pudiera bajarme, cosa que hice sin trabajo, ya me había acostumbrado.
Caminé un poco buscando algo que me explicara el por qué se había detenido aquí pero no había nada, absolutamente nada. A lo lejos podía ver unas bancas y ya, nada más. Estaba vacía, nadie estaba a los alrededores lo cual lo hacía ver un poco sospechoso.
Cuando me giré para ver a Adam, ya estaba en su forma humana y con una sonrisa resplandeciente.
— ¿Y bueno? —le pregunté de nuevo sonriendo también, acercándome a él.
— ¿Te había dicho que me encanta cómo se te ve esa capa? —me río y él suelta los cordones que la ataban, para dejarla caer en la arena.
— Pues no, ¿por qué me la quitas ahora?
— Te va a estorbar.
— ¿Para qué? —no responde y toma mi mano para agacharse y quitar mis zapatos.
— Estos también—se levanta y dejo que me guíe a donde sea que se le ocurra.
Terminamos cerca del oleaje de la playa, donde solo se mojaban nuestros pies, y él se sentó atrás de mí para que yo pudiera recargar mi espalda en su pecho y abrazarme.
— ¿A qué debo esta sorpresa después de tantos días tensos?
— Sé que no hemos sido muy cercanos en esta semana y me disculpo por eso, después del atentado.copy right hot novel pub