Alexandra por fin estaba instalada en su nuevo hogar, sentía cierta satisfacción y al mismo tiempo cierto rastro de melancolía por haber querido darle una casa como esa a Laura y no haber podido más que hacerle daño, Alexandra sentía que a veces podía escucharle llegar pero no era más que su imaginación por eso fue que ansiaba dejar su apartamento, debía de iniciar una nueva vida en otro lugar fuera de todos los recuerdos de su infidelidad, todo aquello que había hecho de su vida aún más pesada, pero si estaba abandonando cosas, también debería abandonar su cuerpo, ese que sirvió de instrumento para engañar a la mujer que aún amaba, pero que sabía jamás volvería, así como sabía que jamás volvería a amar a una mujer de nuevo, estaba condenada y no quería condenar a nadie más, ni mucho menos arrastrarla con ella a la tristeza y soledad, por eso quería de compañía un gato el cuál Cintia le llevo como regaló tres días después de que se mudará, era un gato gris, de unos meses al cuál le encantaba jugar y Alexandra estaba más que encantada de jugar con él un rato, al fin y al cabo no tenía más que hacer después de las seis de la tarde.
Después de que Alexandra le diera la recompensa prometida a Cintia, está feliz comenzó a hacer los preparativos para su boda, Alexandra sabía que Cintia quería vestirse de blanco y caminar hacia el altar con su padre tomada del brazo, así que por esa razón Cintia organizo todo con el dinero que su amiga le dio y a pesar de que Cintia se opuso a recibirlo Alexandra se lo dio sin dudar, así como no dudó en ser su madrina de lazo. La boda se llevó a cabo y Cintia se miraba feliz, ella era una novia feliz y todos estaban felices por ella a pesar de que el novio no gustará mucho para ella y tras la boda de Cintia, Marcos y Sebastián también le siguieron ante el altar cuatro meses después, Enrique y Alan ellos dos evitaron las bodas y prefirieron solo vivir con sus parejas en unión libre, mientras que Alexandra seguiría siendo la eterna soltera. Esto trajo consigo verse muy poco y el ensayar nuevas canciones también se volvió escaso, hasta que Cintia dejo el grupo porque su marido se ponía celoso y no le gustaba, teniendo así de esta manera que Alexandra tomara el canto, no es que lo hiciera mal pero ella prefería solo tocar.
Tres años después.
Laura no se había preocupado por toparse con Alexandra de nuevo durante mucho tiempo, desde que la vio por última vez fuera del gimnasio se borró de su vida, por lo menos había captado que Laura no quería verla y estaba segura de que no volvería buscarla ni allí, ni en su casa, por lo menos tuvo esa decencia, además sabía de que ellas raramente se cruzarían de nuevo, nunca antes había pasado, si no hubiera sido por qué Alexandra fue contratada para tocar en la boda de su hermana con sus amigos ellas jamás se hubieran conocido.
Laura se había dedicado básicamente a su trabajo, a prosperar y viajar, algo que quería hacer y que había estado haciendo con frecuencia en parte por su trabajo y por placer, se había cerrado al amor y seguía viviendo bajo el techo de sus padres sin remordimientos, ni problemas. Se había cerrado al amor de nuevo y aún no creía estar lista para eso otra vez o simplemente ya no quería creer más en ello, ahora solo una idea había comenzado a girar en su cabeza y pensamientos cada noche, Laura estaba pensado en la posibilidad de ser madre soltera, tenía ya 34 casi 35 años y no quería esperar a hacerse más mayor para eso, Claudia ya era madre de un niño de un año y verlo le causaba una gran emoción, tanto que ella deseaba ser madre también y tener un hijo al cuál darle todo su amor.
Mientras que Alexandra y su gato Michi se hacían compañía cada día, su enfermedad estaba controlada aunque a veces sufría de diarreas inesperadas cuando sus defensas bajaban, otras veces eran náuseas y vómitos, así como también solían aparecerle ronchas en su piel, provocándole comezón. Sus dosis de pastillas había aumentado para poder mantener sus defensas fuertes, seguía dando clases en el colegio para niñas y también seguía en el grupo aunque desvelarse ya no era lo suyo, solía dormir casi hasta medio día el domingo, pero los lunes cuando debía levantarse para ir a dar clases le costaba mucho despertar, pero sobrevivía al día y a penas ver oscurecer se metía a la cama, si su vida social antes era escasa, ahora lo era más y sus amigos pocas veces iban a verla.
El romance ya no era para ella, ni siquiera tenía ganas de sexo o de hacer más cosas, aunque si había días que deseaba el contacto físico con alguien pero al recordar que estaba enferma y de que podía contagiar a la otra persona le llenaba de miedo así dijeran que el usó de preservativos fuera un tanto seguro, así que se conformaba con ver películas de romance lésbico en plataformas, esa era su vida desde entonces. Alquilaba su apartamento para obtener ingresos extras y su familia seguía sin querer hacer las pases con ella, solo se hablaban aún por teléfono y Alexandra seguía siendo la mujer sana para ellos, con novias por doquier y en su apartamento donde amanecía con sus amantes y practicaba música.
Sus amigos hombres ya eran la mayoría padres y uno a punto de hacerlo, mientras que Cintia que se había casado primero que todos ellos aún no había concebido un hijo y Alexandra ansiaba ver un hijo de su amiga, Alexandra había asistido a todos los baby showers que le habían hecho a las esposas de sus amigos, llevándoles regalos. Alexandra sabía que solo se tendría que conformar con los hijos de sus amigos como sobrinos, los de su hermano estaban lejos de ella y a penas y los conocía en fotografía, su hermana le había prometido invitarla a su boda pero ya habían pasado meses de aquello y nunca lo volvió a mencionar y Alexandra tampoco le pregunto de nuevo acerca de eso, sabía que ya se había casado gracias a un portal web de una revista de sociales de la ciudad en la que años atrás viviera con su familia, al parecer la boda se había adelantado y Alexandra supuso que pudo haber una falsa alarma de embarazo, aquello la hizo reír por pensar en cómo se tuvieron que haber puesto sus padres, por otro lado no se sintió triste por no haber sido invitada, era algo que ya esperaba y que no podía afectarle más de lo que pudo haberle afectado años atrás, una raya más al tigre no le venía mal.copy right hot novel pub