-¡Si pudiste! – dijo aún con el rostro cerca de Cintia.
-Te dije que si podría – Cintia la había depositado ya en la cama y se había dado la vuelta para irse cuando Alexandra la detuvo.
-Quédate aquí. Tengo frío ¿podrías?
Cintia tampoco quería irse y alejarse de Alexandra, por alguna razón últimamente sentía la necesidad de estar cerca de ella, así que se descalzo y se metió a la cama con ella debajo de sus cobijas, se acercó y la rodeo con sus brazos, Alexandra tomó su mano y entrelazó sus dedos, era algo parecido al amor pero sin serlo realmente, ninguna de las dos se podría decir que estaban enamoradas, era un sentimiento diferente que les hacía sentirse bien.
Un viernes por la tarde Alexandra salió de compras, Cintia estaba trabajando y ella estaba aburrida, además de que necesitaba hacer las compras de la semana para la casa ya que sábado y domingo no podría. Pero casualmente Laura y Evangelina habían ido también de compras con Derek esa misma tarde y en el mismo centro comercial, solo que Laura no se dio cuenta de la presencia de Alexandra pero en cambio Alexandra si, se alegró de verla de nuevo con casi una copia de ella en diminuto y del sexo masculino, era un niño de ojos verdes idénticos a los de Laura, tez blanca pero con el cabello cobrizo, parecía estar de mal humor y solo querer estar en los brazos de su madre, ya que la otra mujer que le acompañaba platicaba con ella y le hacía uno que otro gesto cariñoso a Laura, Alexandra las miró desde una distancia prudente al tiempo en que todas hacían las compras.
Alexandra siempre había preguntado a sus amigos por Laura, desde que se separarán y perdieran todo contacto se le dio por hostigar a sus amigos con la misma pregunta ¿has visto a Laura? Laura se había perdido de todos como si nunca hubiera existido en su vida, como si solo hubiera sido un sueño del cuál empezó dulce y terminó amargo. Pero ahora después de tantos años sin saber nada de ella la miraba, la encontraba de compras en un supermercado con su mujer e hijo, tenía una familia, mientras que ella seguía, sin esperar nada más de su vida que la segura muerte, solo había adquirido el virus de inmunodeficiencia humana, que día a día luchaba por mantener bajo control pero que le estaba resultando difícil ya que a veces sufría de diarreas o vómitos, sus medicamentos habían aumentado más rápido de lo que se supone debería haberlo hecho, Alexandra sabía que ya nada volvería a ser como antes, que Laura tal vez la seguía odiando y que quizás nunca más podría cruzar palabras con ella, Alexandra no pudo evitar que su corazón latiera al verla, no la había olvidado como olvido Samanta, quizás solo había dejado sus sentimientos hacia Laura en algún rincón de su mente y de su corazón, de pronto se sintió vacía, como si nunca hubiera tenido nada y siguiera sin tener nada en su vida, está revelación le causó dolor y dejo de ver a la feliz familia lésbica, se alejo lo suficiente de ellas hasta que se detuvo en un pasillo al escuchar su celular sonar, Alexandra lo saco del bolsillo de su pantalón, miró en la pantalla de un número celular desconocido.
-Hola – respondió Alexandra precavida.
-¿Alexandra? – dijo una voz que le sonó un tanto familiar a Alexandra pero no podía creer que le hubiera llamado dado a qué nunca lo había hecho desde que dejara su casa – soy yo.
-Si mamá, soy yo ¿Cómo estás? – pregunto automáticamente ya que se había quedado rígida con su mano apretando fuertemente el carrito del supermercado.
-Bien ¿y tú?
-Bien también.
De repente Alexandra se olvidó de su alrededor y de la persona que deseaba no la viera de nuevo pues no estaba segura de que era lo que sucedería, pero de pronto todo ocurrió sin que lo pudiera evitar, Laura la vio y la observó por más de un minuto mientras Evangelina miraba la lista de cosas que necesitaban, Laura no creyó verla de nuevo, pero ahí estaba tan grácil pero más pequeña y delgada, con otro corte de cabello pero era ella, lo sabía por la manera de tomar el celular cuando hablaba con alguien de su familia, estaba estresada y de pronto sus miradas se encontraron Alexandra pareció quedarse muda sin saber que hacer, pero Laura le dedicó una sonrisa y le saludo brevemente con la mano antes de seguir su camino, Alexandra reaccionó lento pero le devolvió el saludo, mientras la observó irse y desaparecer de su vista de nuevo.
-¿Sigues ahí?
-Si mamá, disculpa.
-Llamo para invitarte a nuestro aniversario de bodas – dijo su madre.
-Gracias mamá.
-¿Vendrás?
-No lo sé ¿quieres que vaya?
-Si, de hecho te llamo pará pedir que vengas. Algunos conocidos preguntan por ti y queremos verte.copy right hot novel pub